Índice:
1.
INTRODUCCIÓN
2. ENSAYO
2.1. Camino,
búsqueda y final
2.2.
Racionalidad e irracionalidad
2.3.
Realidad y destino
3.
CONCLUSIONES
4.
BIBLIOGRAFÍA
Introducción
-
En este ensayo se van a abordar diferentes
temas, pero todos ellos relacionados con una
idea principal: la vida. Se debe aclarar
primero que; no se trata de una reflexión de
la vida material, (“el día a día”), sino que
se abordará el tema desde lo más profundo de
nuestro ser, el alma.
-
Además, debo explicar, que identifico el
alma como nuestro ser, aquello que hace que
cada persona sea lo que es. Esta acepción
del alma, ya se vio inaugurada por filósofos
como por ejemplo, Platón (Teoría de las
Ideas).
-
Pero no tenemos que confundirnos, este
ensayo no se trata de un texto filosófico,
lo que ocurre es que si elegimos un tema
como la vida, es difícil evitar que la
filosofía penetre en él.
-
Para concretar más sobre lo que vamos a
hablar, otras ideas adjuntas a este tema
serán: la búsqueda del amor y el camino que
tenemos que seguir para encontrarlo, el
papel que juega el destino en nuestra vida y
el sentido, no de la vida, sino de las cosas
que hacemos y por qué.
-
El motivo por el cual he elegido estos temas
es porque son cercanos a todos nosotros y,
en especial el amor, es algo que nos
envuelve en una delicada manta de sueños
durante toda la vida.
DOCUMENTOS UTILIZADOS:
Ítaca
Konstantinos Kavafis
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a
los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una
exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de
Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra
cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras
pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan
viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya
qué significan las Ítacas.
La racionalidad imperfecta:
Ulises y las sirenas
Jon
Elster
Pero atadme con fuertes
lazos, de pie y arrimado a la parte
inferior del mástil para que me esté allí
sin moverme... Y en el caso de que os ruegue
o mande que me soltéis, atadme con más
lazos todavía.
Odisea
Ulises no era por completo racional, pues
un ser racional no habría tenido que apelar
a este recurso; tampoco era, sencillamente,
el pasivo e irracional vehículo de sus
cambiantes caprichos y deseos, pues era
capaz de alcanzar por medios indirectos el
mismo fin que una persona racional habría
podido alcanzar de manera directa. Su
situación -ser débil, y saberlo- señala la
necesidad de una teoría de la racionalidad
imperfecta que casi ha sido olvidada
por filósofos y científicos
sociales. […]
La
tesis general que estamos defendiendo es que
atarse a sí mismo es
un modo
privilegiado de resolver el
problema de la flaqueza de voluntad; la
principal técnica para logar la racionalidad
por medios indirectos. Sin embargo, hay otro
camino que se puede tomar. Este otro enfoque
consiste, aproximadamente, en una
redisposición del espacio interno de la
persona, sin ningún mecanismo causal
establecido en el mundo exterior. Así
exploramos tres variedades de este enfoque,
y las contrastamos con el método escogido
por Ulisies: la idea de Ainslie de las
apuestas privadas indirectas, la idea de
Strotz de planeación consistente, y la
noción de Taylor, de responsabilidad para sí
mismo. Creo yo que la estrategia de Ulises
está íntimamente relacionada con el enfoque
aristotélico de la psicología, mientras que
las otras nociones tienen estrechos vínculos
con la filosofía existencialista. No negaré
que puede lograrse cierto grado de control
de sí mismo simplemente ayudándose a sí
mismo. Pero, como argüiré más adelante, se
logran resultados más duraderos actuando
sobre el mundo circundante.
El silencio de las sirenas
Franz Kafka
Existen métodos
insuficientes, casi pueriles, que también
pueden servir para la salvación. He aquí la
prueba: Para protegerse del canto de las
sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se
hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque
todo el mundo sabía que este recurso era
ineficaz, muchos navegantes podían haber
hecho lo mismo, excepto aquellos que eran
atraídos por las sirenas ya desde lejos. El
canto de las sirenas lo traspasaba todo, la
pasión de los seducidos habría hecho saltar
prisiones más fuertes que mástiles y
cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien
quizá alguna vez, algo había llegado a sus
oídos. Se confió por completo en aquel
puñado de cera y en el manojo de cadenas.
Contento con sus pequeñas estratagemas,
navegó en pos de las sirenas con alegría
inocente. Sin embargo, las sirenas poseen un
arma mucho más terrible que el canto: su
silencio. No sucedió en realidad, pero es
probable que alguien se hubiera salvado
alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su
silencio. Ningún sentimiento terreno puede
equipararse a la vanidad de haberlas vencido
mediante las propias fuerzas. En efecto, las
terribles seductoras no cantaron cuando pasó
Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel
enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal
vez porque el espectáculo de felicidad en el
rostro de Ulises, quien sólo pensaba en
ceras y cadenas, les hizo olvidar toda
canción. Ulises (para expresarlo de alguna
manera) no oyó el silencio. Estaba
convencido de que ellas cantaban y que sólo
él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero
las curvas de sus cuellos, la respiración
profunda, los ojos llenos de lágrimas, los
labios entreabiertos. Creía que todo era
parte de la melodía que fluía sorda en torno
de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse
pronto; las sirenas se esfumaron de su
horizonte personal, y precisamente cuando se
hallaba más próximo, ya no supo más acerca
de ellas. Y ellas, más hermosas que nunca,
se estiraban, se contoneaban. Desplegaban
sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus
garras acariciando la roca. Ya no pretendían
seducir, tan sólo querían atrapar por un
momento más el fulgor de los grandes ojos de
Ulises. Si las sirenas hubieran tenido
conciencia, habrían desaparecido aquel día.
Pero ellas permanecieron y Ulises escapó. La
tradición añade un comentario a la historia.
Se dice que Ulises era tan astuto, tan
ladino, que incluso los dioses del destino
eran incapaces de penetrar en su fuero
interno. Por más que esto sea inconcebible
para la mente humana, tal vez Ulises supo
del silencio de las sirenas y tan sólo
representó tamaña farsa para ellas y para
los dioses, en cierta manera a modo de
escudo.
-
El ensayo claramente se puede dividir en
tres partes: primero se habla del camino que
seguimos en esta vida para conseguir
nuestros propósitos, (uno de ellos es el
amor), y lo que resulta al final. La segunda
parte habla de la racionalidad e
irracionalidad y de cómo somos capaces de
emplearlas a la hora de controlarnos a
nosotros mismos de nuestras pasiones. Por
último, se habla de cómo en ocasiones no
somos capaces de darnos cuenta de la
realidad, de los peligros que nos acechan y
de qué manera plantarles cara.
-
Cada una de las partes nombradas están
relacionadas respectivamente con los textos
expuestos anteriormente.
-
Hay que señalar que el tema del amor se
encuentra presente a lo largo de todo el
ensayo.
ENSAYO
1. Camino, búsqueda y final
A
lo largo de nuestra vida no debemos tener
miedo a emprender ningún viaje, no importa
el destino ni las dificultades que nos
podamos encontrar, sólo importa el final.
Todos aquellas adversidades que se
interpongan no enseñarán o aportaran algo y
sino es así, basta con echar mano al olvido.
Ese amigo siempre fiel, dispuesto a guardar
nuestros más preciados tesoros (los buenos
recuerdos) y a su vez, capaz de sepultar
aquello que nos hace sufrir. Mas a veces,
este amigo parece que nos abandona y no es
eso lo que pasa, es que en ocasiones las
cosas que nos desgarran el alma son las que
nunca debemos olvidar. Por eso es mejor, ir
guardándolo todo, el conjunto de todas
nuestras vivencias, será la causa y razón de
ser lo que somos.
Aunque es verdad que resulta un poco difícil
no tener miedo ante cualquier viaje nuevo.
Por ejemplo, si empiezas un nuevo trabajo,
tienes la preocupación de si estarás
haciendo bien las cosas o si por el
contrario te estás equivocando. Pues en el
viaje de la vida, en vez de tener tantas
inquietudes, es mejor pensar en las
emociones con las que nos podemos encontrar.
Hablar de este viaje puede ser muy general,
por eso no vamos a centrarnos en un punto,
el amor.
El
amor es como una estación, tiene infinitos
destinos, se puede ir donde tu billete (tu
corazón) te lleve. Lo malo es que si nos
entrenemos demasiado hay trenes que se
pueden perder. Teniendo suerte, puede que
ese tren perdido se vuelva a encontrar en
alguna parada pero también puede que se
pierda para siempre y quede en nuestro
pensamiento como un tren inalcanzable, un
tren de los sueños.
Claro que, esos trenes de los sueños son
tremendamente hermosos, porque como no los
hemos tomado no sabemos sus defectos y
quedan idealizados. Perpetuos deseos que
nunca se podrán aplacar. No obstante,
siembran en nuestro corazón la intriga de a
qué destinos nos hubieran llevado si a
tiempo los hubiéramos tomado.
Luego están esos otros trenes, que nos
llevan hasta el infinito, hasta las
estrellas. Dulces viajes, maravillosos
destinos, que nos llenan cada día de ilusión
y cada noche nos desbordan con una
arrebatadora pasión.
Pero nada es eterno, si la suerte y el
destino así lo deciden, nos pueden abandonar
en la próxima parada. Es entonces cuando nos
planteamos si ha merecido la pena emprender
ese viaje, y la respuesta es sí. Porque
todos esos momentos son únicos, propios y de
nadie más.
Además, al final puede que el tren menos
esperado sea el que nos lleve a ese destino
soñado.
El
amor está tan ligado y presente en la vida
que ambos viajes se deben abordar de igual
modo: siendo fieles a nosotros mismos.
En
la vida nos vamos encontrar con ilusiones
(amores) y con sueños rotos (desamores),
pero luego comprenderemos que hemos
encontrado la razón de todo: saber afrontar
cualquier tipo de circunstancia siguiendo
nuestras ideas y convicciones, definir
nuestro ser, ese es final.
2. Racionalidad e
irracionalidad
Decimos que las personas se guían de la
razón para superar cualquier problema. Pero
la verdad es que para salirnos de las normas
establecidas por los demás y así seguir las
nuestras propias hacemos uso de la
irracionalidad. Esta nos proporciona la
opción de romper con todo lo establecido.
Aunque es la razón la que nos hace pensar de
manera correcta a la hora de tener que
salvarnos ante una situación adversa.
Entre estas situaciones destacan las
pasiones. Estas nos ponen una venda en los
ojos y no nos dejan ver más allá de ellas.
Por ello, siempre hay que dejarlas a un lado
para que no se conviertan en un mal mayor.
No porque sean malas, sino porque nos
impiden ver las cosas realmente importantes
de la vida… Como le ocurre a Ulises al
encontrarse con las sirenas…).
Aquí se plantea la siguiente pregunta:
¿cuándo llega la irracionalidad a apoderarse
de nosotros? Pues a lo largo de nuestra
existencia esto se dará siempre que nos
encontremos con algo que la razón no nos
sepa explicar.
La
razón será la que nos salve de diferentes
peligros, pero llegando nuevamente al
terreno amoroso, es cuando más irracional se
vuelve nuestro pensamiento. Porque a veces
hay amores que no sabemos cómo ni cuándo
irrumpieron en nosotros. Intentamos que la
razón nos ilumine para llegar a entender de
qué manera una sola persona nos ha podido
cambiar tanto.
De
la noche a la mañana, sin previo aviso, nos
rompe todos nuestros esquemas, creando
sentimientos que antes no existían, que
cambian por completo el viaje de nuestra
vida.
La
única explicación que la razón es capaz de
darnos ante tal fenómeno es:
el
amor es ilógico, completamente irracional
así como todas aquellas emociones y
experiencias que aporta a nuestra vida.
Por
lo que igual el uso de la razón a lo largo
de este viaje depende del momento,
circunstancias y del estado del verdadero
ser que rige la vida,
el
alma.
3. Realidad y destino
En
relación con lo que se ha dicho en el
apartado anterior, aquí tratamos el tema de
la realidad y de lo confusa que esta puede
llegar a ser.
Pues con la razón pretendemos salvarnos de
esos peligros que se interponen en nuestro
camino. Lo que ocurre es que no siempre lo
conseguimos.
Por
esta razón a veces nos sentimos derrotados,
creemos que es el destino o mala suerte que
nos ha puesto una zancadilla para que
tropecemos y no tiene por qué ser así. El
motivo es que no sabemos distinguir quién es
el verdadero enemigo entonces no hay forma
de combatirlo. Esto ocurre cuando ese
enemigo somos nosotros mismos. Se debe a que
nos ponemos limitaciones, creyendo no ser
capaces de seguir un nuevo tramo del viaje.
Vemos obstáculos que nos resultan imposibles
de superar y no nos atrevemos a intentarlo.
Por esta cobardía y falta de valor que
demostramos preferimos pensar que es culpa
de otra persona. Entonces nos estamos
evadiendo de la realidad y así solo
conseguimos perjudicarnos, porque creemos
estar a salvo y no lo estamos.
Además por otro lado está el destino, este
juega un papel muy importante en nuestro
viaje. Pues de él depende, en gran medida,
los tramos que hemos de recorrer y el final
que encontremos.
Ahora bien, ¿el destino está preescrito o
nosotros mismos somos lo autores de esa obra
tan particular? Ya que es una pregunta de
compleja respuesta, diremos que ambas cosas.
Por una parte, el destino ha de existir por
si solo, es demasiado importante como para
que las personas puedan establecerlo a su
antojo. Por otra parte, si somos capaces de
modificarlo, pero solo en una pequeña
proporción.
Para acabar con esta parte, hay que decir
que todos los aspectos de la vida están
definidos por el destino y por la realidad
en la que nosotros los enmarquemos. A ser
posible, es preferible que esta realidad sea
verdadera, que se desprenda de todo tipo de
imaginación, de fantasía que traen consigo
las pasiones que no podemos controlar.
Conclusiones
-
La vida es un viaje al cual no debemos temer
, no importa las situaciones que nos
encontremos, ya sean buenas o malas. Estas
nos aportarán siempre una enseñanza.
-
Para superara cualquier adversidad basta con
utilizar la razón y no dejarnos llevar por
las pasiones. Para ello, será necesario
situarnos de forma adecuada en la realidad,
así evitaremos confusiones.
-
Sólo sabiendo cuales son nuestros verdaderos
enemigos y problemas podremos afrontarlos.
De esta manera no caeremos en el error de
creer estar a salvo y luego no estarlo.
-
El amor nos acompaña durante toda nuestra
vida. Pienso que poder amar es uno de los
mayores privilegios que poseen las personas.
Además es un bien que no nos puede arrebatar
nadie.
-
Finalmente, el destino se podría identificar
como el recorrido que seguimos a lo largo de
este viaje, que puede tener algunas
variaciones, pero que nos llevará (junto con
nuestras vivencias) a la última parada, el
final.
BIBLIOGRAFÍA
-
Ítaca de Konstantinos Kavafis
-
Racionalidade irracionalidad: Ulises y las
sirenas de
Jon Elster
-
El silencio de las sirenas de Franz Kafka