Realidad y ficci�n

Curso de Doctorado "La l�gica de la esencia"

Dpto. de Filosof�a. Facultad de Filosof�a

UNED. Prof. Jacinto Rivera de Rosales

 

LA L�GICA DE LA ESENCIA

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L�gica de la esencia

   TERCERA SESI�N (23 de febrero de 2006)

 

 23-2-2006

Prof. Jacinto Rivera de Rosales

Edificio Humanidades, Dcho 313

Senda del Rey s/n.  28040-Madrid                                           

                                                                                                  

  

 

 

                      Estimados alumnos:

 

                     Comenzamos la tercera sesi�n de nuestro curso de doctorado sobre la L�gica de la esencia repartiendo justamente un esquema de la misma, que os adjunto en documento aparte. En �l se aprecia las diferencias entre la gran l�gica y la peque�a l�gica, la de la Enciclopedia. El texto de la Ciencia de la l�gica es m�s extenso y elaborado, pero es anterior (1813) y m�s dif�cil en algunas partes, mientras que el de la Enciclopedia es posterior (1827 o 1831) y m�s legible (sobre todo si se cuenta con los Zus�tze o A�adidos de sus disc�pulos), pero m�s corto, como pod�is ver por los huecos de la columna de la derecha. A la izquierda de ese esquema he puesto una numeraci�n entre par�ntesis, que utilizar�, pues nos permitir� articular la explicaci�n del texto y saber a qu� parte nos estamos refiriendo.

 

(1)                El t�tulo de la Primera Secci�n difiere algo en ambas versiones. El de la L�gica, �La esencia como reflexi�n en ella misma� est� m�s ligada a la idealidad de la filosof�a transcendental, mientras que el de la Enciclopedia, �La esencia como fundamento de la existencia�, es m�s spinozista y mira el lado real. Hemos de tener en cuenta que la L�gica de la esencia es donde el ser transita hacia el concepto (la L�gica del concepto como tercera parte de la l�gica), es decir, donde el ser comienza a adquirir una interioridad y se encamina hacia un saber de s�. Esa �dualidad� de ser-saber es lo que se refleja en la dualidad de t�tulos.

                     Esta Primera Secci�n tiene tres momentos o cap�tulos.

1� El primero es �La apariencia�, ausente en la Enciclopedia. El ser reflexiona sobre s�, empujado por la dial�ctica entre cualidad y cantidad, busca la verdad de lo inmediato en el interior de s� y se desdobla en esencia y apariencia.

2� Las esencialidades son las categor�as con las que se dirigen las acciones o determinaciones de la reflexi�n o determinaciones de la esencia: identidad, distinci�n y contradicci�n.

3� El fundamento resolver�a la contradicci�n y pasar�a despu�s a la existencia y al fen�meno.

 

(2)                El primer cap�tulo, �La apariencia�, es el primer momento en el que surge la categor�a de la esencia, todav�a de una manera inadecuada y espectral. En primer lugar se distingue de lo inesencial, en segundo lugar de una apariencia que, en tercer lugar, descubre como siendo su apariencia. Ese �su� es la primera aparici�n de la reflexi�n, podr�a decir que del �para s�� o saber de s� (o subjetividad), y por eso ese tercer momento se llama �La reflexi�n�.

 

(3)                El primer paso es siempre para Hegel el de la inmediatez, y la esencia en su simple inmediatez es el ser superado (aufgehoben) y simple igualdad consigo misma. Opuesta de ese modo a la inmediatez del ser, se comportan ambos primeramente como exteriores entre s�, seg�n lo hacen al �algo�y lo �otro� en la l�gica del ser: uno ser�a lo esencial y lo otro lo inesencial, pero de manera intercambiable, horizontal, como cuando decimos: lo esencial es que hagas esto, o bien lo esencial es que hagas lo otro. La primera comprensi�n de la esencia la opone a lo inesencial como dos entes indiferentes entre s�. Pero eso a�n se sit�a con un pie en la l�gica del �mbito del ser: la de un pasar (�bergehen) de una categor�a a su contraria. Por el contrario, la l�gica de la esencia establece dualidades dentro de la misma realidad, de manera vertical. El tr�nsito a esta forma m�s adecuada de ver la esencia se da viendo que la esencia no es la negaci�n de unas concretas determinaciones (cualitativas o cuantitativas) del ser, sino todas ellas, de todo el ser, o sea, que es el cuestionamiento de la verdad o fundamento de todo el ser inmediato, y que se comporta con el ser no como �algo� frente a lo �otro�, sino como lo verdaderamente real frente a la apariencia como totalidad. Todas las dem�s categor�as de la l�gica de la esencia ser�n elaboraciones sucesivas de esta primaria dualidad.

 

(4)                �El ser es apariencia�. El mundo inmediato se ha convertido en apariencia al preguntar por su verdad, como una nada frente a lo esencial, como algo negativo que es puesto como negativo. El mundo es sue�o, dec�a nuestro dramaturgo, o un velo de maya, a�ade el budismo, o mero percipi, argumenta Berkeley, y simple �representaci�n�, concluye Schopenhauer, etc. Ellos estar�an pensado desde esta categor�a o momento de proceso dial�ctico. �La apariencia es todo el resto que ha quedado a�n de la esfera del ser�. Pero carece de entidad suficiente como para comportarse como un �otro� frente a la esencia, y queda reducido a ser una no realidad (Nichtdasein) que s�lo se sostiene en referencia a una esencia que le niega el ser. Es un nivel de reflexi�n que no ha comprendido la verdad del aparecer, ni siquiera que necesita de esa apariencia para reflexionar sobre lo verdadero. Pero ser� ese resto, que se resiste a ser absorbido por la esencia, el que ir� adquiriendo consistencia y grosor. Ahora bien, ning�n nivel o categor�a est� ausente de verdad: si bien no es cierto que todo el mundo es mera apariencia, lo es que algunas cosas lo son, que, por ejemplo, hay muchas acciones en los hombres que no tienen ning�n valor en la historia, y que son mera hojarasca que se las lleva el viento al paso de lo efectivo (wirklich). Como posiciones filos�ficas que se basan en este nivel categorial, Hegel se�ala al escepticismo, que no se atreve a decir: �esto es�. O las m�nadas leibniziana, si bien no por lo que Hegel le atribuye: que sus representaciones son indiferentes entre s�, m�s s� porque para ellas el mundo es en �ltimo t�rmino como un sue�o o mera representaci�n, aunque suficientemente ligado como para tener ciencia de �l. Tambi�n sit�a Hegel aqu� a los fen�menos kantianos, pero hemos de responder que �stos no son apariencia (Schein) sino fen�menos (Erscheinung), y estar�an situados m�s bien en la Segunda Secci�n (19).

                     Paso de la apariencia (4) a la reflexi�n (5). Se trata de unir esencia y apariencia, viendo su identidad en un proceso parecido al de ser y la nada, para descubrir que es la apariencia de la esencia, o sea, que son los dos momentos de un devenir que es la reflexi�n. Para ello, en primer lugar, hay que ver que la apariencia tiene su realidad: toda la riqueza del mundo, que es independiente o que resiste a ser devorada por la esencia (resto). En segundo lugar, Hegel nos muestra que toda la realidad del ser-apariencia est� tambi�n en la esencia, s�lo que de forma negativa, negada o superada (aufgehoben), o sea, que la nulidad (Nichtigkeit) del ser es la naturaleza negativa de la misma esencia. Y por �ltimo, que ambos aqu�, en este primer momento de la esencia, est�n tomados en su inmediatez (Unmittelbarkeit). Conclusi�n: los dos momentos de la apariencia, la negatividad y la inmediatez, son los momentos tambi�n de la esencia misma, y que, por tanto, �la apariencia es la apariencia de la esencia misma�, y la apariencia es la esencia misma en la determinidad del ser, en su aparecer (aqu� a�n tomado como inesencial). O sea, Brahman y Atman, voluntad y representaci�n, Dios y mundo, infinito e finito, ser y nada, etc. son relativos el uno al otro, y ambos son miembros en el devenir de la reflexi�n, que es retorno sobre s� desde un (pretendido) otro, aqu� retorno a la esencia (o ser sin determinaciones) desde la apariencia (o determinaciones del ser).

 

(5)                La esencia y la apariencia no son la una sin la otra, y �se es el movimiento dial�ctico presente, parecido al que hubo al inicio de la L�gica entre el ser y la nada, y cuya resoluci�n se encontr� en el devenir, un devenir que es lo verdaderamente real y que aqu�, de camino hacia el concepto, se descubre como reflexi�n o retorno a s� del ser, a su interior o esencia o verdad. �La esencia, en este automovimiento suyo, es la reflexi�n�, que une la negatividad de la apariencia con la negatividad de la esencia, de igual modo que ser y nada se identificaban en cuanto carencia de determinaci�n, o sea, desde la negatividad; hay una insistencia hegeliana en la negatividad (raz�n dial�ctica) a fin de disolver toda fijaci�n o frontera, y afirmar el proceso como la realidad radical, lo cual nos hab�a conducido al principio de la l�gica a no llegar a pensar propiamente el ser, y aqu� a una manera al menos a�n �espectral� de pensar la esencia. �El devenir en la esencia, su movimiento reflexionante, es por tanto el movimiento de nada hacia nada y, por medio de eso, de retorno hacia s� mismo�. A ese movimiento lo llama Hegel �la reflexi�n absoluta pura�. Y distingue tres niveles de reflexi�n: ponente, presuponente o externa y determinante. Primero est� la reflexi�n ponente o que pone (setzende), que se comprende en su inmediatez, como un retorno sobre s� y no sobre otra cosa, simple igualdad consigo misma, como siendo el comienzo de todo el movimiento, o sea, poni�ndolo (setzend) en marcha. Pero, en segundo lugar, la reflexi�n es la igualdad de lo negativo consigo mismo como retorno de lo negativo a s� y por tanto distingui�ndose de lo otro, y en cuanto tal suprime su inmediatez (la reflexi�n es ella misma la supresi�n de la inmediatez) y ha de presuponer (Voraussetzen) lo otro neg�ndose a s� como comienzo. En este segundo momento, �la reflexi�n encuentra algo inmediato [en nuestro caso es el ser-apariencia], va m�s all� de �l [hacia la esencia], y a partir de �l ella es retorno�, re-flexi�n. Es una reflexi�n externa (�uβere), determinada como lo negativo frente a un ser encontrado, no puesto por ella, sino presupuesto; para ella, lo finito vale como lo primero, lo real, y ella se encuentra como formando parte de una totalidad. Aqu� Hegel critica los juicios reflexionante de Kant como reflexi�n no s�lo externa, sino tambi�n meramente subjetiva del entendimiento. Por �ltimo, en tercer lugar est� la reflexi�n determinante (bestimmende), la propiamente hegeliana, que comprende que todo el movimiento es un automovimiento de la reflexi�n, un estar o ir consigo misma (Zusammengehen mit sich). Ella comprende que la reflexi�n presuponente o finita es la misma que la reflexi�n ponente o infinita, y que el presupuesto es tambi�n puesto; y as� veremos que la identidad es el todo y la parte, como lo es la reflexi�n en su propia naturaleza. Pero esa reflexi�n determinante s�lo llegar� a una completa comprensi�n de s� en la l�gica del concepto; aqu� todav�a no est� plenamente desarrollada (nicht vollendete) y pone la esencia como distinta del ser superado (apariencia, fen�meno), y las determinaciones de ambos como �ser puesto� (Gesetztsein) y no como autoposici�n (al contrario que el concepto, y finalmente la idea). Comparando este movimiento dial�ctico con los primeros pasos de la L�gica del ser, tenemos:

Ser       �  Nada                            → devenir   → ente o existente (Dasein): determinidades

Esencia � apariencia (o fen�meno) → reflexi�n → ser puesto (Gesetztsein). : esencialidades

 

(6)                �La reflexi�n es reflexi�n determinada [es �sta y no otra, tiene una forma concreta: sobre la identidad, o sobre la oposici�n, etc, de ah� su pluralidad], con lo cual la esencia es esencia determinada [pensada de una manera determinada], o sea, es esencialidades�, gracias a las cuales podr�amos decir que la esencia comienza a �tomar cuerpo�: �la reflexi�n es el aparecer de la esencia en s� misma�. Esas esencialidades o determinaciones de la reflexi�n son la identidad, la distinci�n (diferencia, igualdad y desigualdad, oposici�n), la contradicci�n y el fundamento. Estas esencialidades aparecen en la l�gica formal en forma de principios, que pretenden ser v�lidos para todo pensar como leyes universales del pensar: principio de identidad, de oposici�n, de tercio excluso, de no contradicci�n o de raz�n suficiente. Hegel, por el contrario, piensa que son los principios errados del entendimiento finito. Esta forma de aparecer como principio, en primer lugar, no a�ade nada a la categor�a y, en segundo lugar, tiene el inconveniente de que las convierte en cualidades de un sujeto o hypokeimenon, mientras que, por el contrario, han de ser comprendidas como siendo la misma esencia y su movimiento. Podemos adem�s a�adir que dicha forma hace que ese movimiento se paralice y no se comprendan como momentos de un movimiento dial�ctico, donde unos principios implican y niegan los otros, seg�n veremos.

 

                     Aqu� nos quedamos. El pr�ximo d�a, el 1 de marzo, seguiremos con el punto (7), la identidad.

                      Un cordial saludo.

                      Prof. Jacinto Rivera de Rosales. UNED

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