LENGUA Y LITERATURA | |||||||
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LOS TEXTOS PROPIOS DE LAS DISCIPLINAS HUMANÍSTICAS.- I.E.S. ROSA CHACEL Departamento de Lengua y Literatura Departamento de lengua y literatura Se agrupan bajo esta denominación de ascendencia renacentista las especialidades que tienen como objeto el estudio del hombre y la amplísima gama de sus actividades socioeconómicas, artísticas y culturales. Forman un grupo numeroso, en aumento constante por la aparición de nuevas especialidades. Estudian distintos aspectos del hombre, la antropología, la psicología, el psicoanálisis; su relación con la tierra en que vive, la geografía humana; su educación, la pedagogía y todas las ciencias de la educación; sus respuestas a cuantas preguntas se hace sobre sí mismo y sobre el mundo, la filosofía; su propio paso por la vida y la cultura, la historia, el entramado íntimo de su pensamiento, la lógica; los principios que regulan su comportamiento, la ética; los sistemas de signos con que se relaciona con sus semejantes, la semiología; su propio lenguaje, la lingüística; su vida de convivencia, la sociología y la política; su capacidad para crear bienes, la economía; las leyes que ordenan su sociedad, el derecho; los medios de comunicación que utiliza, el periodismo; su capacidad para la creación literaria, la literatura. Aunque se clasifican en un mismo grupo, no forman un todo homogéneo. Las diferencias entre ellas se presentan en el grado de abstracción alcanzado por cada uno y en la expresión de sus contenidos. La filosofía, por ejemplo, alcanza niveles especulativos y grados de abstracción que superan los de cualquier otra disciplina. Pese a esta heterogeneidad coinciden todas en algunos caracteres que se diferencian de las ciencias de la naturaleza, aplicadas al estudio de las realidades físicas del mundo: - Predomina en ellas el plano teórico sobre el práctico y por ello son menos propicias a la investigación experimental, aunque ésta pueda desarrollarse en algunos casos (sociología, política, pedagogía, economía, psicología, etc...) - Al tener como objeto el estudio del hombre poseen una superior virtualidad para la formación humana.
CARACTERÍSTICAS: En la génesis del lenguaje humanístico coinciden los mismos condicionamientos externos e internos que en el científico y, como consecuencia, son observables sus mismos rasgos morfosintácticos y léxicos. Una prueba de su validez la tendríamos en la facilidad con que podríamos sustituir los ejemplos científicos aducidos a propósito de cada rasgo por otros semejantes extraídos de enunciados humanísticos. Es preciso señalar, no obstante, algunas diferencias, más cuantitativas que cualitativas, originadas por alguno de estos factores: contenidos, tecnicismos y forma del discurso.
a) El contenido 1 . Mayor número de nombres abstractos: como el objeto de estas materias no es la realidad física, desaparecen de los enunciados los datos sensibles, se incrementa la abstracción y, correlativamente, el número de nombres abstractos, más abundantes que en los textos científicos. 2. Aumento de la subjetividad: el contenido ideológico de los textos humanísticos facilita la aparición de la subjetividad del emisor y del receptor. La del emisor aparece en los juicios de valor (estimaciones sobre lo que otros han hecho o pensado), en la selección léxica que ha de realizar para organizar el enunciado (adjetivos y verbos fundamentalmente), en el respaldo doctrinal del enunciado (formación personal, ideología, adscripción a una determinada escuela científica, a un grupo ideológico o político, presencia de filias, fobias y tics intelectuales.) A este incremento de la subjetividad en el emisor hay que unir el incremento en el receptor, más sensibilizado por los contenidos que se le transmiten en estas disciplinas que por los científicos. Frente a la frialdad de términos como bióxido, abscisa, metaloide, sinclinal, pueden aparecer términos cargados de connotaciones como justicia, opresión, segregación, libertad, que pueden llevar al receptor incluso a posturas de compromiso activo, situación muy distante de la que se producía con el texto científico.
b) Los tecnicismos Los tecnicismos de las disciplinas humanísticas son más estables y menos numerosos que los científicos pero carecen del rigor y de la universalidad de éstos. Contribuyen a esta situación las siguientes circunstancias: 1. La significación de algunos tecnicismos del área está muy vinculada a un sistema ideológico fuera del cual su uso produciría impropiedades. Términos como libertad, mundo, existencia, autenticidad o angustia no tienen el mismo valor en el existencialismo que en otro sistema de pensamiento. 2. El tecnicismo crea un campo de significación polisémica como consecuencia de la superposición de valores aportados por la investigación a lo largo del tiempo. El significante sentido tiene en la teoría lingüística el valor que le otorga Saussure y el aportado por las sucesivas interpretaciones de Marouzeau, Martinet y Prieto. Para que su uso sea inequívoco será imprescindible indicar el sentido que se le da al término en el momento de emplearlo. 3. La utilización interdisciplinar de la terminología hace que tecnicismos lingüísticos sean utilizados en antropología, en publicidad, en psicología. Estos usos, por lo común, varían el campo significativo y alteran la precisión del término. 4. La utilización como tecnicismos de voces de la lengua común que se especializan en campos diferentes, provocando una polisemia indeseable: rechazo, además de su significación común tiene en medicina la de reacción del organismo contra tejidos extraños al mismo y en psicología bloqueo de los recuerdos relacionados con una neurosis; lo mismo sucede con rasgo, que se utiliza en fonética y fonología con el valor de característica que permite distinguir unos fonemas de otros. 5. A veces, los mismos significantes son utilizados por distintas escuelas para designar contenidos diversos, Bernard Pottier llama distributivo al adjetivo que modifica directamente al nombre y predicativo al que lo hace a través del verbo, al tiempo que Lucien Tesniére los denomina respectivamente epíteto y atributo. términos que, a su vez, son utilizados por otros lingüistas, para designar contenidos de amplitud diferente. 6. La univocidad, frecuente en el lenguaje científico, se altera por la presencia de sinónimos producidos generalmente por el uso indistinto del término tradicional y del neologismo más o menos triunfante. Es el caso de las parejas lingüísticas verdaderamente sinónimas: objeto directo –implemento ; objeto indirecto- complementos ; complemento circunstancial – aditamento. En otras parejas, aparentemente sinónimas como desinencia –morfema ; raíz – lexema, el neologismo expresa un contenido que no es plenamente identificable con el del término tradicional. EL ENSAYO COMO FORMA PECULIAR DE TEXTO HUMANÍSTICO.-
Género literario que tiene su origen en la obra de Miguel de Montaigne titulada Essais de messire Michel, seigneur de Montaigne (Ensayos de don Miguel, señor de Montaigne). Editada en 1578 con 194 capítulos, fue aumentada con 13 más en la edición que su propio autor hizo en 1588. El lema que presentaba el libro en su primera edición, c'est moi queje peins.- «me describo a mí mismo» define con claridad su contenido. Convencido Montaigne de que todo hombre lleva en sí un ejemplar de la condición humana emplea los ensayos en hablar de sí mismo, de sus gustos, enfermedades, viajes, experiencias políticas, hábitos; informaciones que se mezclan con reflexiones sobre la vanidad, la experiencia, las condiciones del hombre honesto, etc. CARACTERÍSTICAS DEL ENSAYO. Son las siguientes: a) Escrito sin extensión definida. b) Presenta una visión personal. e) Sugestiva. d) Sin demostración científica. e) Sobre cualquier materia. f) Va destinado a un receptor medio no especializado.
EXTENSIÓN. Oscila entre el artículo periodístico (artículo de fondo, editorial) y el libro más o menos voluminoso. En su origen tenía tendencia a la brevedad. Posteriormente ha aumentado su volumen cuando ha sustituido en muchos casos al estudio científico tanto en el área de las Ciencias Humanas como de las Naturales. Aun los libros de intención científica comienzan a escribirse en estilo menos didáctico y de remediavagos,- se suprime en lo posible las notas al pie y el rígido aparato mecánico de la prueba es disuelto en una elocución más orgánica, movida y personal (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, Espasa Calpe. Madrid, 1969, pág. 24). Como consecuencia, el ensayo breve pierde fuerza y se extiende el ensayo más amplio en todos los temas del saber.
VISIÓN PERSONAL. La pérdida de los elementos objetivadores y la mayor facilidad elocutiva facilitan el tránsito hacia un grado mayor de subjetivismo. Montaigne en los orígenes del género ya pretendió entregarse a sí mismo con su libro. Ortega y Gasset presenta los suyos en sus Confesiones de El Espectador siguiendo la misma pauta:
En estas páginas, ideas, teorías y comentarios se presentan con el carácter de peripecias y aventuras personales del autor. (José Ortega y Gasset, El Espectador I, Espasa Calpe, Madrid, 1966, pág. 13)
Va fluyendo bajo la tierra espiritual de estos ensayos, viscosa y a veces áspera -con rumor ensordecido, blando, como si temiera ser oída demasiado claramente- una doctrina de amor. (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, pág. 13).
El ensayo se presenta, pues, como un estudio en el que predomina la apreciación subjetiva, impresionista y, por ello, provisional. El ensayista contempla el panorama de la vida y de la cultura desde su corazón, como dice Ortega y Gasset.
INTERPRETACIÓN SUGERENTE. En el trabajo científico se buscan conclusiones; en el ensayo, predominan las sugerencias, las nuevas formas de ver las cosas, las incitaciones, ángulos y perspectivas originales: Se busca en ellos (en sus ensayos) lo siguiente.- dado un hecho -un hombre, un libro, un cuadro, un paisaje, un error un dolor- llevarlo por el camino más corto a la plenitud de su significado. Colocar las materias de todo orden que la vida en su resaca perenne arroja a nuestros pies como restos inhábiles de un naufragio en postura tal, que dé en ellos el sol innumerables reverberaciones. (José Ortega y Gasset. Meditaciones del Quijote, pág. 12).
Yo sólo ofrezco posibles maneras de mirar las cosas. Invito al lector a que ensaye por sí mismo,- que experimente si, en efecto, proporcionan visiones fecundas. (Ibídem, pág. 24).
En mi intención, llevan estas ideas un oficio menos grave que el cientifico,- no son de obstinarse en que otros las acojan, sino meramente quieren despertar en almas hermanas pensamientos hermanos. Aun cuando fueran hermanos enemigos. (Ibidem, pág. 24).
LA DEMOSTRACIÓN. El ensayo es la ciencia menos la prueba explícita. (Ortega, Ibíd. pág. 23). Dice también: Para el escritor hay una cuestión de honor intelectual en escribir nada susceptible de prueba sin poseer antes ésta. Pero le es lícito borrar de su obra toda apariencia apodíctico, dejando las comprobaciones meramente indicadas, en elipse, de modo que quien las necesite pueda encontrarlas. (.José Ortega y Gasset, Ibíd. pág. 23).
La doctrina expuesta en el ensayo no es menos segura que la del tratado científico, pues como éste, se fundamenta seriamente. Pero el autor no es tan riguroso en las citas e incluso puede citar de memoria por aproximación sus propias fuentes informativas y hasta olvidarse de darnos su referencia.
CUALQUIER MATERIA. El ensayo no tiene ninguna limitación temática. Puede tratar cualquier tipo de materia: historia, literatura, arte, psicología, astronomía, etc., y adoptar una línea crítica o creativa. En estos últimos, el tema sirve de pretexto para la creación poética.
EL DESTINATARIO. Se dirige a un lector medio no especializado por lo que se pone al alcance de un amplio público temas de interés general y se convierte en instrumento de divulgación cultural. Su capacidad para ganarse el interés de los lectores reside en la sencillez expositiva y en la amenidad y fuerza del estilo. Ortega pensaba en un lector selecto, por encima incluso del nivel medio: Por esto es El Espectador la conmovida apelación que un público de amigos de mirar,, de lectores a quienes interesen las cosas aparte de sus consecuencias, cualesquiera que ellas sean, morales inclusive. Lectores sin prisa, advertidos de que toda opinión justa es larga de expresar. Lectores que, como el autor, se hayan reservado un trozo de alma anti-político.. En suma: lectores incapaces de oír un sermón, de apasionarse en un mitin y juzgar de personas y cosas en una tertulia de café. (José Ortega y Gasset: El Espectador 1. Espasa Calpe. Madrid, 1966, pág. 20).
ESTRUCTURA Y ESTILO DEL ENSAYO El discurso combina la exposición y la argumentación y no tiene una estructura definida. Está abierto a cualquier organización sin tener que referirse a un canon establecido. Quedan, no obstante, actitudes heredadas de Montaigne, su creador: la presencia de anécdotas que fluyen en la reflexión, la alusión a alguna lectura realizada, el progreso expositivo gracias a asociaciones de ideas, la posibilidad de que se produzca digresión. Frente a la rigidez del estudio científico, el ensayo es el género de la máxima libertad. En cuanto al estilo, combina las características del lenguaje científico y las del literario. Del primero conserva la abundancia de nombres abstractos, los tecnicismos y préstamos -aunque reducidos a un mínimo compatible con la propiedad-; del literario, la riqueza léxica, la capacidad de sugestión, el empleo de los recursos estéticos (comparaciones, metáforas, adjetivos ornamentales, etc.). El superior rango estético conseguido con estos procedimientos no merma las cualidades propias del lenguaje científico (claridad, precisión, propiedad). 1º Hay dentro de toda cosa la indicación de una posible plenitud. Un alma abierta y noble sentirá la ambición de perfeccionarla, de auxiliarla, para que logre esa su plenitud. Esto es amor -el amor a la perfección de lo amado. Es frecuente en los cuadros de Rembrandt que un humilde lienzo blanco o gris, un grosero utensilio de menaje se halle envuelto en una atmósfera lumínica e irradiante, que otros pintores vierten sólo en torno a las testas de los santos. Y es como si . nos dijera en delicada amonestación: ¡Santificadas sean las cosas! ¡Amadlas, amadlas! Cada cosa es un hada que reviste de miseria y vulgaridad sus tesoros interiores, y es una virgen que ha de ser enamorada para hacerse fecunda. (De Meditaciones del Quijote, Ibíd., pág. 13).
En el siguiente texto, el ensayista señala alegóricamente los efectos producidos por un gran estilo literario aprovechando la imagen de un águila que planea majestuosamente sobre un paisaje de alta sierra (la creación poética): Hay en los grandes estilos como un ambiente estelar o de alta sierra en que la vida se refracta vencida y superada, transida de claridad El artista no se ha limitado a dar versos como flores en marzo el almendro: se ha levantado sobre sí mismo, sobre su espontaneidad vital,- se ha cernido en majestuosos giros aguileños sobre su propio corazón y la existencia en derredor. Al través de sus ritmos, de sus armonías de color y de línea, de sus percepciones y sus sentimientos, descubrimos en él un fuerte poder de reflexión, de meditación. Bajo las formas más diversas, todo grande estilo encierra un fulgor de mediodía y es serenidad vertida sobre las borrascas. (Ibíd., pág. 89).
Finalmente, compruébense las comparaciones, metáforas, adjetivos ornamentales, hipérboles, etc., que se utilizan en esta descripción: Sobre el horizonte asoma su hombro negro una nube redonda, torva, maléfica, mágica, y con ella un extraño dramatismo en el paisaje. De repente entra por el umbral una tolvanera que enciende la tiniebla con innumerables lucecitas áureas.- Las menudas pajas que revuelan y ciegan. Poco después otra ráfaga y otra. Caen unas gotas gruesas que estallan sobre el polvo del camino. Los transeúntes avivan el paso. Las gotas menudean, y un trueno gigante retumba. La nube cubre el horizonte. Llega a la carrera, en un galope triunfal, como si dentro de ella un Dios bárbaro viajase. Llueve. Las gentes pasan corriendo. El chubasco arrecia. Otro trueno parece machacar las vegas. Un rayo da su latigazo a los caballos aéreos de la nube. La tolvanera no deja ver nada, y súbitamente entra una bocanada de hombres y mujeres que buscan recaudo en el zaguán. Risas, gritos, orgía espontánea de rurales. En el quicio de la puerta, a contraluz, queda una moza. El refajo rojo se abraza a sus caderas, y una chambra blanca se hincha, como una vela, bajo el doble viento elástico de sus senos. Es rubia, como la cebada, y de ojos azules, como hontanares. (José Ortega y Gasset.- "Notas del vago estío" En El Espectador IV Rev. de Occidente. Col. "El Arquero" Tomo IV, Mádrid 1936, págs. 173-174).
HISTORIA DEL ENSAYO.
Tras Montaigne, Francis Bacon contribuyó con su obra Essays (1597) a que el ensayo se difundiese por Europa. En España hay un antecedente del género en la obra de Pero Mexía, quien en 1540 publica su Silva de varia lección en la que ofrece preciosas noticias sobre sus contemporáneos y las mezcla con hechos fantásticos e históricos haciendo gala de un estilo en que coinciden la amenidad, la erudición y la elegancia. En el siglo XVIII fray Benito Feijoo y Montenegro escribió dos colecciones de ensayos bajo el título de Teatro crítico Universal (1727-1739) y Cartas eruditas y curiosas (1742-1760). Entre los ocho volúmenes de la primera y los cinco de la segunda se agrupan numerosos ensayos de las más diversas materias: Medicina, Ciencias físico-naturales, Literatura y Filología, Teología y Moral, Geografía e Historia, etc. En el siglo XIX: Larra, Leopoldo Alas, Ganivet, Azorín, Unamuno (ensayo influido por las preocupaciones filosóficas de su autor), Maeztu. En el siglo XX: Ortega y Gasset, Eugenio D'Ors, Gregorio Marañón, Francisco Ayala, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Pedro Laín Entralgo, Julián Marías, José Luis López Aranguren, Fernando Savater.
GUÍA PARA EL COMENTARIO DE UN TEXTO HUMANÍSTICO.
1. Tipo de escrito: forma del discurso (Argumentativo, expositivo o ensayístico) 2. Estructura del enunciado: a) Tema o idea central. b) Organización del contenido: plan seguido por el autor (línea del pensamiento). 3. Análisis del escrito (organización interna, estructura formal). 4. Rasgos lingüísticos que caracterizan el estilo del enunciado: a) Plano morfológico. b) Plano sintáctico. c) Plano léxico-semántico 5. Valoración final de carácter personal.
Ejemplo de texto humanístico.- “En la actualidad, todavía es frecuente oír hablar a ciertos psicólogos de la desigualdad mental de las razas humanas y de las clases sociales. Por de pronto, es preciso enfrentarse con algunos hechos innegables y tratar de interpretarlos. Así, por ejemplo, es cierto que la población negra de los Estados Unidos posee, como conjunto, un coeficiente intelectual inferior al de la población blanca, y también es igualmente cierto que las puntuaciones que los hijos de los obreros alcanzan en las pruebas de inteligencia son, en términos de promedios estadísticos, inferiores a las que consiguen en las mismas pruebas los hijos de empresarios, intelectuales y altos funcionarios. Estos datos son, sin duda, innegables, pero hay que interpretarlos. En realidad, tales datos no prueban lo que con ellos se pretende probar. Su valor es el mismo que tendrían unas estadísticas en que se demostrara que los hijos de las familias acomodadas, donde se come bien, están mejor nutridos que los hijos de familias pobres, donde se pasa hambre; las diferencias de peso entre unos y otros podrán ser tan dramáticas como se quiera, pero no probarán sino que unos comen bien mientras que otros pasan hambre. Por de pronto hay que constatar que las llamadas pruebas de inteligencia no miden exclusivamente la capacidad intelectual innata de los individuos; son pruebas contaminadas por la cultura, en el sentido de que, además de la inteligencia “natural” miden también el nivel de conocimientos que el sujeto ha adquirido en virtud de su educación. Las llamadas pruebas de inteligencia pura no existen, entre otras cosas porque la inteligencia humana no es una capacidad vacía, sino una capacidad que se actualiza siempre en una cultura concreta. Por consiguiente, los niños que han recibido una educación inferior se hallan, como es natural, en inferioridad de condiciones para contestar a unas pruebas que presuponen unos conocimientos culturales. Dadas tales condiciones, lo lógico para averiguar si en efecto, las razas “de color” o las “clases bajas” son mentalmente inferiores a la raza blanca y a las clases altas, debe consistir en algo más que la constatación de unas diferencias que obedecen a la diversidad de condiciones culturales. Efectivamente, se han hecho numerosos experimentos que ponen de manifiesto que en igualdad de condiciones educativas, las diferencias raciales y sociales son, por término medio, inexistente. La conclusión, por tanto, es evidente: el rendimiento intelectual de las distintas razas y clases sociales podrá variar a tenor de las circunstancias, pero la capacidad de todas ellas parece ser básicamente la misma, a despecho del color de la piel o del estrato social.” José Luis Pinillos. La mente humana.
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