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I.E.S. "P. Jiménez Montoya". Baza
1. ¿QUÉ SON LOS SENTIMIENTOS?
El amor es para todos algo difícil de comprender y aplicar. Es un sentimiento que nos induce a diferentes estados y actitudes, a veces irracionales, que no sabemos muy bien por que se cometen pero sin embargo se hacen, resultando en ocasiones algo estúpidas cuando pensamos fríamente la razón del porque se hicieron.
Debido a que el amor es difícil de comprender también resulta complicado explicarlo y analizarlo fríamente, pues un sentimiento siempre es muy subjetivo y propio de cada persona, pero intentaremos analizarlo desde un principio, comenzando, en primer lugar, por hacernos una simple pregunta: ¿Qué son los sentimientos? Es algo que todos hemos vivido pero nos resulta muy difícil de explicar, por ello me voy a valer de la ayuda del texto de Antonio Damasio “En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos” para hacerlo.
Según el texto para comprender que es un sentimiento debemos realizar un experimento mental y llegar a un estado de relajación y bienestar absoluto. A partir de ahí, debemos analizar nuestro estado :“¿en que consiste sentirse bien?” Quizás sea la facilidad que encontramos para respirar, la relajación de nuestros músculos, la ligereza que sentimos en todo nuestro cuerpo que tiene la energía suficiente como para realizar cualquier ardua tarea pero, sin embargo, prefiere permanecer inmóvil y notar la perfección con la que cada uno de sus componentes funcionan dentro de él. Esta sensación tendría además consecuencias mentales. Cuando la mente aparta su atención del bienestar y se centra en todo aquello que no pertenece a su cuerpo, será consciente de la existencia de pensamientos e imágenes mediante las que encontrará un nuevo sentimiento placentero. Así se producirá una profunda y tranquila renovación y lo que consideramos como cuerpo y mente se fundirán en armonía.
Así pues, lo que definiría esta sensación placentera, según Antonio Damasio, sería la representación mental del cuerpo operando de una determinada manera. El sentimiento, en sentido estricto, seria la idea o percepción de que el cuerpo se encuentra de una forma establecida, la manera de la que se encuentre el cuerpo será determinada por el tipo de sentimiento que se esté sintiendo en el instante en el que se produce la percepción.
Nuestros sentimientos y emociones tienen obviamente relación con nuestras vivencias y experiencias. Según el texto de “La Inteligencia Emocional” nos guían al enfrentarnos a momentos difíciles. Esto sucede porque los seres vivos somos receptivos a los estímulos y tenemos la capacidad de afectar y ser afectados, por ello producimos una conducta hacia el medio externo como respuesta. Cada emoción nos dispone para actuar de una forma determinada disponiendo nuestro cuerpo de una determinada manera, es decir, produciéndose en nosotros un sentimiento, según la definición de Antonio Damasio. Esta manera de actuar a la que nos dispone el cuerpo sería una función adaptativa derivada de la evolución del ser humano a lo largo del paso de los años. Para Daniel Goleman, las emociones son esencialmente impulsos para actuar que nos preparan para enfrentarnos a la vida.
Algunos de estos sentimientos o formas en las que se encuentra el cuerpo son la ira, en la que sube el nivel de adrenalina haciendo que la sangre fluya por nuestras manos; el miedo, cuando la sangre va hacia los músculos esqueléticos para facilitar la huida y se produce un estado de alerta en todo el cuerpo; o el amor, sentimiento que intentamos analizar, que se trata de un opuesto fisiológico a la ira y el miedo en el cual se genera un estado de calma y satisfacción que facilita la cooperación.
1.1. Control de nuestros sentimientos: La Inteligencia emocional Debido a la complejidad de nuestros propios sentimientos resulta muy difícil controlarlos, al ser estos un estado propio de nuestra evolución y que nos induce el cuerpo para prepararnos ante la adversidad. A pesar de ello en el texto de “La Inteligencia Emocional” se nos da la certeza e incluso la necesidad de controlar nuestros sentimientos y emociones. Para ello se analizan las partes de la “Inteligencia emocional” es decir, la inteligencia que nos es necesaria para intentar controlar nuestros sentimientos. Estas partes son: · Conocer las propias emociones, pues reconocer un sentimiento nos servirá como guía para las elecciones vitales. En este proceso de autoconocimiento se debe tener en cuenta que es la valoración y no el comportamiento del otro lo que causa nuestra reacción, que la valoración es solo nuestra y que las valoraciones están sujetas al cambio. · Manejar nuestras propias emociones para poder recuperarnos con mayor rapidez y orientar nuestro esfuerzo en tomar el mando de nuestros pensamientos y emociones. Para ello debemos hacer un análisis del problema y comprender que el problema real es cómo respondemos, como nos sentimos y que se da verdaderamente cuando lo tratamos de resolver. También debemos de comprender que manejar nuestras emociones no significa reprimirlas. · La automotivación para controlar la impulsividad y esperar para obtener la recompensa nos ayuda a cumplir nuestros objetivos. · La empatía nos ayuda a reconocer las emociones ajenas y establecer relaciones sociales y vínculos sociales. · Saber actuar a la hora de manejar las relaciones, de acuerdo con las emociones y sentimientos de los demás. Pero este intento de control no siempre será efectivo, pues a pesar de la inteligencia que pueda poseer una persona es muy difícil llegar a controlar todos y cada uno de nuestros sentimientos para enfocarlos de una manera más productiva. Sin embargo, si alguna persona llegara a controlar todos y cada uno de sus sentimientos, quedaría mecanizada, y se alejaría poco a poco del concepto de persona en sí mismo, llegaría a convertirse en una máquina incapaz de sentir nada. De esta manera la razón dominaría las demás partes del ser humano. Para Platón, el dominio de la razón sobre el alma irascible, propia de los guerreros cuya virtud es la fortaleza, y el alma concupiscible, propia de los productores y formada por las “pasiones bajas” del ser humano, es necesario para la creación de una sociedad justa y racional, en la cual los sentimientos no tienen cabida. Esto podría crear una generación de personas que olvidaran lo que significa sentir y amar. Es cierto que si no se siente nada es imposible llegar a sentir dolor, algo tan temido por el hombre, pero también es cierto que no podríamos sentir amor, un sentimiento tan complejo y simple que nos puede llevar hacia la felicidad, formando parte indispensable de la condición de ser humano. Pero ¿porqué resulta tan indispensable este sentimiento para nosotros?
2. ¿POR QUÉ NECESITAMOS AMAR? Existen diversas teorías que intentan analizar esta necesidad humana que todos llegamos a sentir en algún momento. Para nuestro análisis nos vamos a centrar principalmente en dos puntos de vista: la necesidad neuronal y la necesidad instintiva. Desde el punto de vista neuronal y según el mapa cerebral de nuestras emociones, expuesto en el texto “La Inteligencia Emocional”, el cerebro humano consta de dos hemisferios: el derecho y el izquierdo. El hemisferio izquierdo es manejado por la lógica, es decir es el hemisferio del pensamiento analítico, cuantitativo, racional y verbal. El hemisferio derecho es el del pensamiento intuitivo, imaginativo y conceptual, es decir, el hemisferio de las emociones y la creatividad. Por ello nuestro comportamiento es determinado por el predominio de uno de nuestros hemisferios. Claramente en nuestra sociedad predomina la utilización de el hemisferio izquierdo, debido a la educación de corte científico que intenta que la razón predomine sobre todo, incluso sobre nuestros sentimientos. Pero en mi opinión, como antes se ha mencionado, si llegara a predominar la razón totalmente sobre nosotros nos convertiríamos en seres incapaces de sentir, una actitud impropia del ser humano. Sería en el hemisferio menos predominante socialmente, es decir el hemisferio derecho, en el que sucederían la reacciones químicas que nos provocan el sentimiento amoroso. Según un artículo publicado en un importante periódico inglés el amor está creado por un cóctel químico en el cerebro que desencadena este sentimiento. Esta reacción suele tener una duración de 18 a 30 meses, según un estudio realizado a 5000 personas por el profesor de la Universidad de Cornell, Cindy Hazan. Este sería el tiempo necesario para que una pareja se conozca y pueda llegar a tener hijos. A partir de ahí el amor se convierte en un habito, especialmente si hay niños de por medio. Desde el punto de vista instintivo el amor no es más que eso, un instinto. Según Andrés Hurtado, protagonista del libro “El árbol de la ciencia” escrito por Pío Baroja; el instinto de la especie es la voluntad de tener hijos. La mujer guarda en ella este instinto materno, y a partir de ahí se crea una especie de velo, llamado amor, que no es más que una excusa para llegar a la finalidad del ser, la procreación. En el texto “El arte de amar” de Erich Fromm se nos ofrece otro punto de vista diferente. El amor se presenta como un puro instinto animal, del que solo algunos restos operan en el ser humano, al provenir el hombre de la naturaleza al igual que el animal. Pero a diferencia de este, el humano se ha separado de la naturaleza haciendo imposible su vuelta al comenzar esta separación. Cuando el hombre nace va desde una situación definida e instintiva hacia una situación indefinida cuya única certeza es la muerte. El hombre está dotado de razón y por ello tiene conciencia de sí mismo, nace sin que intervenga su voluntad y muere contra su voluntad, por ello poco a poco va siendo consciente de su soledad. La soledad provoca angustia. Estar separado significa estar aislado, sentirse incapaz de aferrarse al mundo. Por otra parte la soledad provoca vergüenza y sentimiento de culpa, un buen ejemplo de esto sería el relato bíblico de Adán y Eva. Tras de haber comido Adán y Eva del fruto del árbol de la ciencia, después de ser conscientes de su naturaleza humana, conocieron la vergüenza que sentían el uno por el otro. Después que hombre y mujer se hicieron conscientes de sí mismos y del otro tuvieron conciencia de su soledad. Por ello existe una necesidad de superar esta soledad que tanto angustia la existencia humana. Hay varias formas de superar esta soledad. Una de estas formas es llegar a diversas clases de estados desenfrenados. Estos pueden tener forma de trance autoinducido, a veces con ayuda de las drogas. En un estado transitorio de exaltación, el mundo exterior desaparece, y con él el estado de soledad. Estos rituales serían comunes, agregándose una experiencia de fusión, frecuentemente unida a la experiencia sexual. Estos ritos sirven para superar transitoriamente la soledad pues lentamente la tensión de la angustia aumenta y disminuye por la repetición del ritual. Suelen ser muy efectivas en una sociedad en la que se acepten estas prácticas, como en las tribus, sociedades más ligadas a la naturaleza. Pero esta situación es distinta solución se elige en una sociedad que no las acepta. En este momento el alcohol y las drogas son los medios a los que e suele recurrir, pero sus experiencias son transitorias, y por ello se hacen cada vez mas frecuentes hasta el punto de llegar a depender de ellas. Una sustitución de estos medios serían las relaciones sexuales. Esta es otra solución parcial del problema que nos ayuda escapar de la angustia de la soledad por un instante aunque a largo plazo se engendra una sensación cada vez mayor de separación, pues el acto sexual sin amor no elimina el abismo entre dos seres humanos. Sin embargo mediante estas prácticas no se pretende tan solo eliminar la soledad entre dos personas si no que se intenta que desaparezca la soledad mediante la pertenencia al rebaño. Si se es como todos los demás y no se tienen pensamientos ni sentimientos que hagan al individuo diferente, no existirá la soledad para el individuo. Este es un vano intento de remediar esta ausencia de amor, pues la integración en una sociedad no proporcionará más cariño o comprensión si no que eliminará al individuo como tal. En mi opinión, el amor no se debe buscar en la aceptación si no en la comprensión y el cariño, pues aunque este amor sea fruto de nuestro instinto o nuestro cerebro sigue siendo necesario y por ello debemos intentar encontrar soluciones más válidas que los estados transitorios comentados en el texto de Erich Fromm. Por ello debemos encontrar personas que realmente nos aprecien y ayuden y nos acepten como individuo en sí, ayudándonos realmente a combatir la temida soledad. Para ello nos podemos servir del sentimiento amoroso de familiares, amigos o de una pareja.
3. AMOR EN PAREJA El sentimiento amoroso que nos ofrece una pareja resulta necesario para evadir la soledad que nos invade. Este sentimiento pasa por una serie de fases, que van desde la llamada de atención que nos produce otra persona, hasta la decepción amorosa. 3.1. La flecha invisible En primer lugar estaría esta llamada de atención o “flecha invisible”, como la llama Azorín en su libro “Doña Inés”. Esto consiste en una simple mirada entre dos personas, pero no es solo eso, en esta mirada se entrelazan sentimientos y atracción entre esas dos personas que se miran. “Mientras iba así hablando consigo mismo cruzó con Eugenia sin advertir siquiera el resplandor de sus ojos. La niebla espiritual era demasiado densa. Pero Eugenia, por su parte, si se fijó en él, diciéndose: ‘¿Quién será este joven?, ¡no tiene mal porte y parece bien acomodado!’ Y es que, sin darse clara cuenta de ello, adivinó a uno que por la mañana la había seguido. Las mujeres saben siempre cuándo de las mira, aun sin verlas, y cuándo se las ve sin mirarlas.”En este fragmento de “Niebla”, Unamuno nos transmite el sentimiento que pasa a través de una mirada, mediante el cual, sin saber aun quien es a quién miramos, el cuerpo se estremece y la mente se trastorna, con solo una simple mirada. “La mirada del poeta ha quedado clavada en los ojos de la dama; la mirada de la dama en los ojos del poeta. El aire es más resplandeciente ahora. Los pájaros trinan con más alegría.[...]¿Es el primar día de creación?¿Ha nacido ahora el primer hombre? Los ojos del poeta no se apartan de la faz de la dama, ni los ojos de la dama del rostro del poeta. Una flecha -invisible- ha partido de corazón en corazón”. En este fragmento de “Doña Inés” , Azorín expresa perfectamente la sensación que producen estas miradas, a partir de ellas se producirá en ambos la obsesión por el otro, la idealización del ser amado. 3.2. Idealización Esta idealización se produce cuando una persona nos llama la atención tanto que no dejamos de pensar en ella ni un momento, desde ahí empezamos a preguntarnos como será esa persona, pero como no sabemos nada de ella, empezamos a idealizarla y a pensar como nos gustaría que fuera. En palabras del propio Andrés Hurtado: “sobre el cuerpo de la persona elegida por que sí, se forja otro más hermoso y se le adorna y embellece, y se convence uno de que el ídolo forjado por la imaginación es la misma verdad. Un hombre que ama a una mujer la ve en su interior deformada, y la mujer que quiere al hombre pasa lo mismo, lo deforma”. Es decir, conforme vamos conociendo a esa persona resaltamos sus cualidades y empequeñecemos sus defectos hasta convertirla en la persona perfecta para nosotros. Cuando convertimos a esa persona en ideal para nosotros, comenzamos a enamorarnos de ella. Pero esta idealización no siempre es productiva, pues gracias a ella se va tejiendo una telaraña de mentiras e ilusiones que nosotros mismos creamos hacia esa persona. Tanto Augusto Pérez, protagonista de la novela “Niebla”, como el estudiante enamorado, en el relato de “El ruiseñor y la rosa”, idealizaron a Eugenia y a la hija del profesor, haciendo que no vieran en realidad como eran ellas pues la majestuosa, admirable y heroica Eugenia, a los ojos del enamorado Augusto; resultó ser rastrera, embustera y aprovechadora. De igual manera la dulce hija del profesor, cambió la rosa roja que con tanto amor le regaló el estudiante, por unas joyas.
3.3. Problemas a la hora de amar Queda claro que cuando nos enamoramos idealizamos a la persona amada, olvidándonos de cómo es y centrándonos en como queremos que sea. Por este motivo debemos cuidar la libertad que posee nuestra imaginación a la hora de enamorarnos y tener en cuenta otros factores que nos ayuden a no dejarnos llevar libremente hacia un amor que no nos conviene, intentando corregir algunos errores y solucionar los problemas a la hora de amar. En el texto “El arte de amar” de Erich Fromm nos habla de estos errores y problemas. El primer problema que invade al ser humano es que la satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina. Estas características suelen ser muy difíciles de encontrar por eso es tan rara la capacidad de amar. No por ser difícil de encontrar, el amor carecerá de importancia. En realidad todo el mundo está sediento de amor y siempre hay algo que aprender sobre él. Otro problema consiste en ser amado, y no en amar, en la propia capacidad. El problema para las personas suele ser lograr que se los ame. Para ello se siguen varios caminos. Para los hombres el camino es tener éxito, sin embargo para las mujeres suele consistir en ser atractivas por medio del cuidado de su cuerpo. En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra sociedad equivale a digno de ser amado, suele ser una mezcla de popularidad y sex-appeal. El tercer problema que surge es la creencia de que el amor es un objeto y no una facultad, y por lo tanto, que no hay nada que aprender de él. La gente suele pensar que amar es sencillo y lo que resulta complicado es encontrar un objeto apropiado para amar. Esto se produce a causa del desarrollo de la sociedad moderna, acrecentándose la importancia del objeto frente a la función. Por este motivo el mundo amoroso se ha convertido en un gran mercado en el que se intenta encontrar el mejor objeto para nosotros. Una mujer o un hombre atractivos son los premios que se han de buscar. El concepto de atractivo depende de la moda de la época. Durante la Primera Guerra Mundial, una joven que bebía y fumaba, emprendedora y provocadora resultaba atractiva. A fines del siglo XIX, un hombre debía ser agresivo y ambicioso para resultar atractivo, sin embargo hoy ha de ser sociable y tolerante. Por ello la sensación de enamorarse se desarrolla mediante las mercaderías humanas que están dentro de nuestras posibilidades de intercambio. 3.4. La decepción amorosa Esta actitud que afirma que no hay nada más fácil que amar, inicia grandes esperanzas y expectaciones, aunque no exista nada que fracase tan a menudo como el amor. Según el texto “La Inteligencia Emocional”, existen dos direcciones en nuestra vida afectiva: la unión y la dependencia afectiva, o la separación y la independencia afectiva. Cuando se producen sucesivas frustraciones en la unión afectiva, se adopta una actitud de indiferencia como mecanismo defensivo. Un ejemplo de esta defensa sería la actitud que adquiere el estudiante en el relato “El ruiseñor y la rosa” decide anteponer la razón al amor tras sufrir la decepción amorosa. Así se evita sentir el dolor generado por la frustración en su necesidad de dependencia afectiva, de este modo se niega la sensibilidad afectiva, y da como consecuencia las dificultades para generar vínculos por el temor al rechazo. Pero la forma adecuada de superar este fracaso es examinar sus causas y estudiar el significado del amor y no rechazarlo.
4. CONCLUSIÓN En conclusión para llegar a comprender que es realmente el amor debemos tomar conciencia de nuestros sentimientos, e intentar controlarlos, pero siempre con moderación, para no llegar a convertirnos en simples máquinas humanas y no perdamos nuestra capacidad de amar. Esta capacidad es fruto de la necesidad que sentimos todo ser humano de amar, hay varias hipótesis que exponen el porqué de esta necesidad mediante explicaciones neuronales e instintivas. Para afrontar esta necesidad es necesario intentar obtener una solución que no sea momentánea pues estas con el tiempo además de no resultarnos eficaces nos perjudicarán gravemente. Para afrontarla debemos buscar el amor en nuestros amigos, familiares o pareja. El amor en pareja consta de varias fases que van desde las simples miradas que surgen al sentirnos atraídos por otras personas hasta la decepción amorosa. En mi opinión no debemos ver el amor como algo tan mecanizado y estricto, sino dejarnos llevar por él y aprender de lo bueno y lo malo que este nos pueda ofrecer, sin negarnos a él tras una decepción amorosa.
________________________________________________________________________ © Carmen Pozo Muñoz, 2º BT. © Revista Diotima, abril de 2007. Foro de Realidad y ficción.
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