REALIDAD Y FICCIÓN                                                                          LECTURA, COMENTARIO, CREACIÓN
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Razón poética

Tiempos de crisis y razón poética

Más allá de la filosofía (Sobre el pensamiento de María Zambrano)

Ana Bundgard

Ed. Trotta

 

La crisis europea en la perspectiva de la razón racionalista 

            María Zambrano desarrolla una filosofía de la crisis, en la que pone de relieve la trágica escisión que en su opinión existe entre los fundamentos epistemológicos de la razón científica y de la razón histórica y los contenidos no racionales, estéticos, religiosos o filosóficos propios de toda cultura. La superación de esta escisión sería posible, dice Zambrano, mediante la sustitución de la razón racionalista como método de aprehensión de la realidad por la razón integradora poética, concebida como método de conocimiento y cómo razón práctica.

            Dice la autora que hay una clara divergencia entre la razón humana y el ser humano “que se nos aparece como ininteligible”. Ante esta situación de crisis, María Zambrano vislumbra una posibilidad esperanzadora para superarla. La razón poética se presenta como un “horizonte de esperanza” capaz de superar el porvenir de desesperación que acechaba al hombre en la crisis histórica de entreguerras, sin caer en el escepticismo.

            “Se trataría de descubrir un nuevo uso de la razón, más complejo y delicado, que llevara en sí mismo su crítica constante, es decir, que tendría que ir acompañado de la conciencia de la relatividad. El carácter de absoluto atribuido a la razón y atribuido al ser es lo que está realmente en crisis, y la cuestión sería encontrar un relativismo que no cayera en el escepticismo, un relativismo positivo. Quiere decir que la razón humana tiene que asimilarse el movimiento, el fluir mismo de la historia, y aunque parezca poco realizable, adquirir una estructura dinámica en sustitución de la estructura estática que ha mantenido hasta ahora. Acercar, en suma, el entendimiento a la vida, pero a la vida humana en su total integridad, para lo cual es menester una nueva y decisiva reforma del entendimiento humano o de la razón, que ponga a la razón a la altura histórica de los tiempos y al hombre en situación de entenderse a sí mismo” (María Zambrano; 1986). 

            María Zambrano propone como alternativa a la crisis del conocimiento la entrega espontánea a una realidad primordial, la confianza intuible en las cosas, en la vida integral del hombre y en la historia como realidad temporal en la que el hombre ha de realizarse como ser libre, es decir, como persona.

 

            María Zambrano. “La multiplicidad de los tiempos”, Delirio y destino.

                                                           Ed. Mondadori

            La confusión de los tiempos. Si viviéramos en uno sólo quizá no hubiera confusión; si el solo tiempo fuese ése que tanto trabajo —ahora se daba cuenta— le había costado establecer: el tiempo sucesivo: antes, después, ahora, lineal­mente; el tiempo invención de la conciencia. Cuando leyó a Bergson le embriagó la crítica del tiempo a imagen y seme­janza del espacio; el descubrimiento de «la durée» y de la intuición y se sintió segura de que entre Filosofía y Música no hay diferencia, que las dos hacen algo análogo con el tiempo; recogerlo quizá, ese tiempo de la superficial con­ciencia, el tiempo cadena, condena; introducir un sistema de número o de palabra y lograr así que el tiempo sucesivo por el que nos arrastramos sea como un solo instante.

            Pues el instante —un cierto instante— parece ser el tér­mino de la aspiración que irrefrenable se presenta en noso­tros, quizá porque la felicidad se da en un instante. Pero quizá sea lo contrario, que la felicidad haya de tomar for­zosamente la forma del instante, que es la unidad en el tiempo disperso, la transparencia en el tiempo.

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