ࡱ> 7969 D#bjbj &4Dl@@@@@@@TRRRR ^4T$ @@@@@]@@ @g(T Rru0} TT@@@@UNIVERSIDAD DE ALICANTE PRUEBAS DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD LITERATURA ESPAOLA Desarrolle, en el plazo de una hora y tres cuartos, dos de las siguientes cuatro opciones. Cuando stas proponen un texto para su comentario (opciones 2, 3 y 4), seleccione el que corresponda a la obra estudiada en clase. Las dos cuestiones desarrolladas tendrn idntica consideracin a efectos de la calificacin (cinco puntos cada una), tanto si ambas son comentarios de texto como si una de ellas es la exposicin de un tema. OPCIN 1.- La llamada Generacin del 98: rasgos distintivos. OPCIN 2.- Comente uno de los siguientes textos: Juan Ramn Jimnez, Yo no ser yo, muerte, Belleza: Yo no ser yo, muerte, hasta que t te unas con mi vida y me completes as todo; hasta que mi mitad de luz se cierre con mi mitad de sombra -y sea yo equilibrio eterno en la mente del mundo: unas veces, mi medio yo, radiante; otras, mi otro medio yo, en olvido-. Yo no ser yo, muerte, hasta que t en tu turno, vistas de huesos plidos mi alma. Gabriel Mir, Las cerezas del cementerio: Flix contemplaba la tarde, que se iba durmiendo bajo las nieblas del ro. Lejos, las aguas tenan el rojo centelleo de una nube ensangrentada del ocaso. Tan distante, breve y aciago como ese ltimo alborozo del da vio resplandecer pasiones y jbilos de la apagada corriente de su vida; y aquellas lumbres baaban una figura que estuvo cerca de su corazn, y de la que no supo recoger su esencia; era como la pobre flor del viejo rosal. Y Flix tom la rama, la dobl suavemente y puso un beso inmenso en lo ms escondido de la rosa. Por qu no haba querido a Isabel! Los nombres de otras dos mujeres golpearon en su alma. El de Beatriz le llenaba de la gratitud de sus delicias y de remordimientos de sus tristezas. El recuerdo de Julia le hizo sentir vergenza de sus celos. A quin haba querido? Federico Garca Lorca, Romance de la luna, luna, Romancero gitano: La luna vino a la fragua con su polisn de nardos. El nio la mira mira. El nio la est mirando. En el aire conmovido mueve a luna sus brazos y ensea, lbrica y pura, sus senos de duro estao. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, haran con tu corazn collares y anillos blancos. Nio, djame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarn sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Nio, djame, no pises mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el nio tiene sus ojos cerrados. Por el olivar venan, bronce y sueo, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cmo canta la zumaya, ay cmo canta en el rbol! Por el cielo va la luna con un nio de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la est velando. OPCIN 3.- Comente uno de los siguientes textos: Camilo Jos Cela, La colmena: Doa Rosa se apoya en una mesa y sonre. -Qu me dice, Elvirita? -Pues ya ve usted, seora, poca cosa. La seorita Elvira chupa el cigarro y ladea un poco la cabeza. Tiene las mejillas ajadas y los prpados rojos, como de tenerlos delicados. -Se le arregl aquello? -Cul? -Lo de... -No, sali mal. Anduvo conmigo tres das y despus me regal un frasco de fijador. La seorita Elvira sonre. Doa Rosa entorna la mirada, llena de pesar. -Es que hay gente sin conciencia, hija! -Psch! Qu ms da? Doa Rosa se le acerca, le habla casi al odo. -Por qu no se arregla con don Pablo? -Porque no quiero. Una tambin tiene su orgullo, doa Rosa. Luis Martn-Santos, Tiempo de silencio: Pedro se hunde sin poder apenas distinguir lo que es cuerpo de lo que es tibieza acogedora. Pero la conciencia de la mujer (siempre vigilante, aun en la hora de la violacin en la alta madrugada a manos de un borracho irresoluto) le hiere exigiendo contestacin a la pregunta esencial y previa: -Me quieres? Te quiero Te quiero Te quiero Te quiero Te quiero, siente Pedro que va su boca pronunciando, prometiendo, desliando mientras que lejos de s mismo y lejos de ella, desde algn resquicio lcido del espritu, contempla lejanos, abandonados, solos o automticos, no posedos por l sino por algn demonio, los dos cuerpos que se estremecen ncubo-sucubinalmente tan lejanos, tan ajenos y perdidos sin que no por eso el placer ms violento al hombre concedido no irradie y no le queme, a travs de la distancia, all mismo donde se refugia, en el pequeo espacio donde lo ms libre de su espritu se defiende todava un momento para entregar luego como una hostia a un perro negro- inevitablemente la libertad y caer rendido. Carmen Laforet, Nada: Aquel cielo tormentoso me entraba en los pulmones y me cegaba de tristeza. Desfilaban rpidamente, entre la neblina congojosa que me envolva, los olores de la calle de Aribau. Olor de perfumera, de farmacia, de tienda de comestibles. Olor de calle sobre la que una polvareda gravita, en el vientre de un cielo sofocantemente oscuro. La Plaza de la Universidad se me apareci quieta y enorme como en las pesadillas. Era como si los pocos transentes que la cruzaban, como si los autos y los tranvas estuviesen atacados de parlisis. Alguien se me ha quedado en el recuerdo con una pierna levantada: tan extraa fue la mirada que lanc a todo y tan rpidamente me olvid de lo que haba visto. OPCIN 4.- Comente uno de los siguientes textos: Miguel Mihura, Tres sombreros de copa: PAULA.- Sus padres tambin eran artistas? DIONISIO.- S. Claro. Mi padre era comandante de Infantera. Digo, no. PAULA.- Era militar? DIONISIO.- S. Era militar. Pero muy poco. Casi nada. Cuando se aburra solamente. Lo que ms haca era tragarse el sable. Le gustaba mucho tragarse su sable. Pero claro, eso les gusta a todos... PAULA.- Es verdad.... Eso les gusta a todos... Entonces, todos, en su familia, han sido artistas de circo? DIONISIO.- S. Todos. Menos la abuelita. Como estaba tan vieja, no serva. Se caa siempre del caballo. Y todo el da se pasaban los dos discutiendo... PAULA.- El caballo y la abuelita? DIONISIO.- S. Los dos tenan un genio terrible... Pero el caballo deca muchas ms picardas. Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera: FERNANDO.- [...] Mi hijo es una vctima, como lo fui yo. A mi hijo le gusta Carmina porque ella se le ha puesto por delante. Ella es quien le saca de sus casillas. Con mucha mayor razn podra yo decirte que la vigilases. URBANO.- Ah, en cuanto a ella puedes estar seguro! Antes la deslomo que permitir que se entienda con tu Fernandito. Es a l a quien tienes que sujetar y encarrilar... Porque es como t eras: un tenorio y un vago. FERNANDO.- Yo un vago? URBANO.- S, Dnde han ido a parar tus proyectos de trabajo? No has sabido hacer ms que mirar por encima del hombro a los dems. Pero no te has emancipado, no te has libertado! (Pegando en el pasamanos) Sigues amarrado a esta escalera como yo, como todos! Alfonso Sastre, La taberna fantstica: PACO.- A m lo que me gusta es la armona. CARBURO.- Y a m, y a ste, y a cualquiera. (Se acuerda de pronto) Pero cuando hay un venao como Rogelio mi compadre, qu vas a hacer? PACO.- Te ha hecho alguna pirula? CARBURO.- T me perdonas, verdad, Paco? PACO.- El qu? CARBURO.- Lo que te voy a decir de eso que t me has preguntado. T me perdonas? PACO.- T di lo que sea, y ya veremos. CARBURO.- Cmo dices que si mi compadre me ha hecho o no me ha hecho...! (Alza la voz) A ti qu leche te importa? Es lo que yo me digo! (Saca una navaja) T ves esta chaira? (La abre) PACO.- (Tranquilo; sabe que no va con l la cosa) Es de Albacete, no? CARBURO.- Legtima. LUIS.- Oye, cierra eso. CARBURO.- (Sin hacer caso) Pues ste es el churi que se va a tragar mi compadre el da que lo vea, que a lo mejor va a ser esta tarde misma; porque es lo que yo digo, o se es hombre o no se es hombre, y lo que l ha dicho no lo dice un hombre; es decir, lo que se dice un hombre. =TGR4 /:s}1W[#Zp]uYnC!P!!!!!!!2"B"A#B#D#H*>*65.<=QRSTEFGxy%< $h\^h`\a$$h^ha$$ & Fa$$a$$a$D#<Xo  67r \ ^   3 M g ~ $^a$ $h\^h`\a$$ & Fa$$a$$h^ha$~  7 N j 4Kbcy$a$$^a$-./`as9bx  34$h^ha$$ & Fa$$a$$^a$4[iFG]^JKr*DEF$h^ha$$ & Fa$$a$$^a$ $h\^h`\a$FwxV,DHIpq$ G p !!"("@#A#B#C#D#$da$$h^ha$$a$$ & Fa$$&P P. 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