ࡱ> :<99 C&bjbj &8C"lxxxxxxx 444444444$ x44444xx444x4x44*V9@xx4( oE:^\ By  0 X.xxxx UNIVERSIDAD DE ALICANTE PRUEBAS DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD LITERATURA ESPAOLA Desarrolle, en el plazo de una hora y tres cuartos, dos de las siguientes cuatro opciones. Cuando stas proponen un texto para su comentario (opciones 2, 3 y 4), seleccione el que corresponda a la obra estudiada en clase. Las dos cuestiones desarrolladas tendrn idntica consideracin a efectos de la calificacin (cinco puntos cada una), tanto si ambas son comentarios de texto como si una de ellas es la exposicin de un tema. OPCIN 1.- La crisis finisecular y su repercusin en la literatura espaola. OPCIN 2.- Comente uno de los siguientes textos: Rubn Daro, Lo fatal, Cantos de vida y esperanza: Dichoso el rbol que es apenas sensitivo, y ms la piedra dura, porque sa ya no siente, pues no hay dolor ms grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido, y un futuro terror... Y el espanto seguro de estar maana muerto, y sufrir por la vida, y por la sombra, y por lo que no conocemos y apenas sospechamos y la carne que tienta con sus frescos racimos y la tumba que aguarda con su fnebres ramos, y no saber adnde vamos, ni de dnde venimos...! Valle-Incln, Sonata de primavera: Yo cruzaba la terraza cuando una rfaga violenta alz la flamante cortina, y mis ojos mortales vieron arrodillada en el fondo de la estancia la sombra plida de Mara Rosario. No puedo decir lo que entonces pas por m. Creo que primero fue un impulso ardiente, y despus una sacudida fra y cruel. La audacia que se admira en los labios y en los ojos de aquel retrato que del divino Csar Borgia pint el divino Rafael de Sanzio. Me volv mirando en torno: Escuch un instante: En el jardn y en el Palacio todo era silencio. Llegu cauteloso a la ventana, y salt dentro. La Santa dio un grito: Se dobl blandamente como una flor cuando pasa el viento, y qued tendida, desmayada, con el rostro pegado a la tierra. En mi memoria vive siempre el recuerdo de sus manos blancas y fras: Manos difanas como la hostia!... Antonio Machado, Campos de Castilla: All, en las tierras altas, por donde traza el Duero su curva de ballesta en torno a Soria, entre plomizos cerros y manchas de rados encinares, mi corazn est vagando, en sueos... No ves, Leonor, los lamos del ro con sus ramajes yertos? Mira el Moncayo azul y blanco; dame tu mano y paseemos. Por estos campos de la tierra ma bordados de olivares polvorientos voy caminando solo, triste, cansado, pensativo y viejo. OPCIN 3.- Comente uno de los siguientes textos: Camilo Jos Cela, La colmena: Entre sueos, Martn oye la vida de la ciudad despierta, Se est a gusto escuchando, desde debajo de las sbanas con una mujer viva al lado, viva y desnuda, los ruidos de la ciudad, su alborotador latido: los carros de los traperos que bajan de Fuencarral y Chamartn, que suben de las Ventas y de las Injurias, que vienen desde el triste, desolado paisaje del cementerio y que pasaron caminando desde hace ya varias horas bajo el fro- al lento, entristecido remolque de un flaco caballo, de un burro gris y como preocupado. Y las voces de las vendedoras que madrugan, que van a levantar sus puestecillos de frutas en la calle del general Porlier. Y las lejanas, inciertas primeras bocinas. Y los gritos de los nios que van al colegio, con la cartera al hombro y la tierna, olorosa merienda en el bolsillo. Luis Martn-Santos, Tiempo de silencio: No saber nada. No saber que la tierra es redonda. No saber que el sol est inmvil, aunque parece que sube y baja. No saber que son tres Personas distintas. No saber lo que es la luz elctrica. No saber por qu caen las piedras hacia la tierra. No saber leer la hora. No saber que el espermatozoide y el vulo son dos clulas individuales que fusionan sus ncleos. No saber nada. No saber alternar con las personas, no saber decir: Cuanto bueno por aqu, no saber decir: Buenos das tenga usted, seor doctor. Y sin embargo, haberle dicho: Usted hizo lo que pudo. Y repetir obstinadamente: l no fue. No por amor a la verdad, ni por amor a la decencia, ni porque pensara que al hablar as cumpla con su deber, ni porque creyera que al decirlo se elevaba ligeramente sobre la costra terrquea en la que segua estando hundida sin ser capaz nunca de llegar a hablar propiamente, sino slo a emitir gemidos y algunas palabras aproximadamente interpretables. Carmen Laforet, Nada: Como una bandada de cuervos posados en las ramas del rbol de ahorcado, as las amigas de Angustias estaban sentadas, vestidas de negro, en su cuarto aquellos das. Angustias era el nico ser que se conservaba asido desesperadamente a la sociedad, en la casa nuestra. Las amigas eran las mismas que haban valsado a los compases del piano de la abuelita. Las que los aos y los vaivenes haban alejado y que ahora volvan aleteando al enterarse de aquella pdica y bella muerte de Angustias para la vida de este mundo. Haban llegado de diferentes rincones de Barcelona y estaban en una edad tan extraa de su cuerpo como la adolescencia. Pocas conservaban un aspecto normal. Hinchadas o flacas, las facciones les solan quedar pequeas o grandes segn las ocasiones, como si fueran postizas. Yo me diverta mirndolas. Algunas estaban encanecidas y eso les daba una nobleza de que las otras carecan. OPCION 4.- Comente uno de los siguientes textos: Miguel Mihura, Tres sombreros de copa: PAULA.- [...] Te gusta a ti jugar con la arena? Es maravilloso! Yo s hacer castillitos y un puente con su ojo en el centro por donde pasa el agua... Y s hacer un volcn! Se meten papeles dentro y se queman, y sale humo...! T no sabes hacer volcanes? DIONISIO.- (Ya ha dejado la carraca y se va animando poco a poco). S. PAULA.- Y castillos? DIONISIO.- S. PAULA.- Con jardn? DIONISIO.- S, con jardn. Les pongo rboles y una fuente en medio y una escalera con sus peldaos para subir a la torre del castillo. PAULA.- Una escalera de arena? Oh, eres un chico maravilloso! Dionisio, yo no lo s hacer... DIONISIO.- Yo s. Tambin s hacer un barco y un tren.... Y figuras! Tambin s hacer un len... PAULA.- Oh! Qu bien! Lo ests viendo? Lo ests viendo, Dionisio? Ninguno de esos caballeros sabe hacer con arena ni volcanes, ni castillos, ni leones! Ni Buby tampoco! Ellos no saben jugar! Yo saba que t eras distinto... Me ensears a hacerlos, verdad? Iremos maana... (Pausa. Dionisio, al or la palabra maana, pierde de pronto su alegra y su entusiasmo por los juegos junto al mar). Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera: URBANO.- Por qu no quieres que vayamos a otro mdico? CARMINA.- (Seca) Porque no. URBANO.- Una testarudez tuya! Puede que otro mdico consiguiese... CARMINA.- Nada. Esto no tiene arreglo; es de la edad... y de las desilusiones. URBANO.- Tonteras!, Podamos probar... CARMINA.- Que no! Y djame en paz! (Pausa) URBANO.- Cundo estaremos de acuerdo t y yo en algo? CARMINA.- (Con amargura) Nunca. URBANO.- Cuando pienso lo que pudiste haber sido para m... Por qu te casaste conmigo, si no me queras? CARMINA.-(Seca) No te enga. T te empeaste. URBANO.- S. Supuse que podra hacerte olvidar otras cosas... Y esperaba ms correspondencia, ms... CARMINA.- Ms agradecimiento. URBANO.- No es eso. (suspira) En fin, paciencia. CARMINA.- Paciencia. Alfonso Sastre, La taberna fantstica: ROGELIO.- [...] Me hace gracia a m la gente metindose en lo que no le importa; qu mana. LUIS.- Te debera dar vergenza; pero vergenza. Eso es lo que debera darte, digo yo. ROGELIO.- T eres tabernero, no? Pues tabernero. (Trata de encender un cigarrillo pero le tiembla el pulso) Ponme otra copa, anda, y no mires tanto, que se te va a cansar la vista. LUIS.- Te debera dar vergenza; por lo menos a m me daba en un caso como el que t. ROGELIO.- Vergenza el qu? LUIS.- Cmo que el qu? Emborracharte as, con tu madre de cuerpo presente. Eso! (Desafiante) Qu pasa! S, qu pasa!. ROGELIO.- (Como si le hubieran dado un latigazo) Eh? Qu dices? Pero, qu dices? Por qu te metes t? LUIS.- Lo que has odo. Con tu madre de cuerpo presente, a m se me caa la cara; y vale. (Rogelio da un alarido, como una fiera, y se echa a llorar. Se tira al suelo, se revuelca, llorando. Chilla: Ay! Ay! Luis trata de sujetarlo) Venga, Caco, aydame, que le est dando un ataque. Mi madre, la que est armando el gilipollas ste. (El Caco, al tratar de ayudar, se cae l tambin) Venga, Caco, no hagas el payaso ahora y aydame a sentarlo en esa silla.. ROGELIO.- Ay! Ay! CACO.- Payaso encima, y me ha dado un rodillazo aqu en mis partes >RU`  c u +6pz:D|{ %lreo? E !C!X!A"|"####x$%n%%C&6>*>*659=>RSTSTUVO|}^ & F $a$$a$C& 89c  P Q R w x / 0 U n $^a$$ & Fa$$a$n ()*+\]^|} $^a$$ & Fa$$a$789:klma{'(a$ & Fa$$a$$^a$ $^`a$a~=dn6 e !2!3!Z![!!""#9##$% $hY^h`Ya$$ & Fa$$^a$$a$%%A&B&C&$a$ $hY^h`Ya$$&P P. 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