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Para una lectura pedag�gica de

La Fenomenolog�a del Esp�ritu de Hegel

 

Feliciano Sanz Orme�o

 

 

 (Unas notas deslavazadas sobre una posible lectura pedag�gica (esto es: pol�tica) de la Fenomenolog�a y sobre Hegel en general)

 

  1. Tal vez por mis condiciones de existencia como �educador� (con mala conciencia) o por la lectura (simult�nea) de la Rep�blica de Plat�n tiendo (y en la medida en que la tendencia es comprendida, quiero- dir�a Hegel) a una lectura pedag�gica de la Fenomenolog�a del Esp�ritu. De todos modos hay un claro anclaje en la cosa misma �v�ase por ejemplo el pasaje del Pr�logo referido a la �Formaci�n del individuo� o la raigambre ilustrada de la Enciclo-pedia (aunque desde mi punto de vista se trate m�s bien de una liquidaci�n del car�cter revolucionario de la ilustraci�n, de su lado radical y una absorci�n de su lado reformista).
  2. Tres figuras cristianas: el m�stico, el te�logo y el pastor. El primero, H�lderlin, en su forma secularizada, como artista, el segundo, Schelling (�) y el tercero Hegel. Hegel, el pastor, en su forma moderna, como educador. En la relaci�n sistem�tica Arte-Religi�n-Filosof�a tambi�n se transparenta algo de esto.
  3. Terry Pinkard describe en su biograf�a sobre Hegel como, en sus primeros a�os, se ve�a destinado a intervenir en el mundo como �educador del pueblo�. Frankfort supondr�a un cambio en este sentido -no s�lo estil�stico o te�rico sino tambi�n en cuanto a este aspecto pr�ctico: aristocratizacia del saber. M�s tarde, implicado en la reforma de la educaci�n de su amigo Niethammer, velar�a por una educaci�n humanista frente a la polit�cnica que resultaba del movimiento ilustrado. La falla de esa educaci�n ilustrada era su car�cter meramente formal como lo era el individuo al que iba destinada, un individuo abstracto, el mero ciudadano sin tradici�n que osaba renombrar los meses ignorando la Historia. La Historia, el remedio contra la revoluci�n. La Raz�n como Esp�ritu.
  4. La Fenomenolog�a se propone educar al individuo, pero educarlo en su sentido profundo, en el sentido de la paideia plat�nica. No es mera instrucci�n te�rica sino formaci�n del individuo, formaci�n moral y pol�tica del sujeto. El devenir de la ciencia en la conciencia del individuo, su elevaci�n al elemento de la ciencia, no es un mero proceso cognitivo, sino tambi�n y fundamentalmente, moral. El elemento de la ciencia es la estancia en que se ha suprimido la alteridad y el sujeto reconoce todo lo otro como autoalienaci�n, todo hecho como hecho (de hacer). Acceso a la conciencia de la libertad en la que ya se encuentra el individuo moderno y de la que no dispone a�n pero que la educaci�n puede proporcionarle... A cambio de que renuncie a su subjetividad particular y se subsuma en el s� mismo del ciudadano, del hombre moderno.
  5. El acceso a la conciencia de la libertad por la renuncia a la subjetividad particular es una asc�tica de la verdad. Del mismo modo que el acceso a la Verdad no puede llevarse a cabo sino en el proceso moral de constituci�n como sujeto pol�tico, est� constituci�n no puede llevarse a cabo si no es en el medio de la verdad. La autoconciencia se constituye as� desde la identidad.
  6. En �ltima instancia, la lectura de la Fenomenolog�a (y no s�lo de la Fenomenolog�a que describe la transformaci�n del sujeto en su acceso al saber, sino tambi�n de la L�gica como desarrollo del objeto, como Ciencia libre, de la Libertad) tiene que ser una lectura pol�tica, pero no en el sentido de que exprese ideol�gicamente unos ciertos intereses de clase, etc, ni como un saber que deba aplicarse en la pr�ctica instrumentalmente. Desde la Constituci�n de Alemania y el Sistema de la Eticidad hasta los Principios de Filosof�a del Derecho, la motivaci�n de Hegel es siempre pol�tica; es el problema del poder, esa fuerza ciega que el saber debe sujetar, el Absoluto innombrable que tiene que ser nombrado haci�ndose transparente, que  tiene que saberse, lo Infinito que debe mostrarse en su verdad, el mal que tiene que justificarse, redimirse por el reconocimiento. La ciencia de la L�gica es una ciencia de la Pol�tica, un Saber del Bien en la m�s clara tradici�n Plat�nica o, mejor, aristot�lica. (El plat�nico ser�a, a mi juicio, Schelling). Hegel saluda a Napole�n como lo hiciera Arist�teles con su Alejandro Magno.
  7. Un texto conclusivo que apunta en esta direcci�n:

�La Escuela se sit�a, en efecto, entre la Familia y el Mundo efectivo, y constituye el termino medio, asegurando la relaci�n, el pasaje de aquella a �ste...La vida en la familia, en efecto, que precede a la vida en la escuela, es una relaci�n (respectividad) personal, una relaci�n del sentimiento, del amor, de la fe y de la confianza natural; �ste no es el lugar de una Cosa sino el lugar natural de la sangre...Por el contrario, en el mundo, el hombre vale seg�n lo que hace...El mundo constituye un ser en com�n independiente de la subjetividad; el hombre all� vale seg�n su saber hacer y su aptitud para cada una de las esferas al tiempo que se desprende de su particularidad y se forma en el sentido de un ser y un hacer universal.... La escuela es la esfera intermedia que hace pasar al hombre del c�rculo de la familia al mundo...Es en este contexto que comienza para el hombre la existencia doble...� (Fragmentos del discurso del 2 de Septiembre de 1811 en el Gymnasium de N�rnberg) Aqu� se puede entrever algo acerca del Nosotros de la Fenomenolog�a y su relaci�n con la conciencia. 

                                                           Feliciano Sanz

 

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� Feliciano Sanz Orme�o, 2005

LINDARAJA. Revista de estudios interdisciplinares y transdisciplinares. Foro universitario de Realidad y ficci�n

URL: http://www.realidadyficcion.org/lecturapedagogica.htm

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