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Web de la profesora Mercedes Laguna

Filosofía

  y Literatura    

                   

1º y 2º de Bachillerato. I.E.S. "P. Jiménez Montoya". Baza

Ensayos

de los alumnos de 2º de bachillerato

 

 

 

   VOLUNTAD Y CAPACIDAD DE ELECCIÓN

  

Ulises y Las Sirenas

     

Carmen Pozo Muñoz 2ºBTB  

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Este texto se basa básicamente en dos temas: voluntad y capacidad de elección.

Para reflejar la influencia de la sociedad en estas características del ser humano me he ayudado de el artículo de Antonio Muñoz Molina Ponerse Ciego.

 

La voluntad y la capacidad de elección han existido desde su creación y han sido expuestas en varios textos como en “La Odisea”, al que se hará referencia durante todo el texto.

 

Estas dos características se dan principalmente en el pasaje de Ulises y las Sirenas; en el cual Ulises debe encadenarse y atarse al mástil de su nave para evitar que sus deseos de oír el canto de las dulces sirenas lo lleven hacia la muerte que estas le procurarán.

 

Aquí Ulises se encuentra en debate entre su razón y su deseo. Pero reprime su problema de voluntad atándose al mástil, que demuestra su irracionalidad aunque consigue la finalidad racional que perseguía. Para explicar esto he utilizado dos textos con dos puntos de vista diferentes: El silencio de las sirenas de Franz Kafka y La racionalidad imperfecta de Jon Elster.

 

En ocasiones esta racionalidad podrá no resultar plenamente gratificante para las personas, pues necesitamos dejarnos llevar por nuestros deseos para vivir plenamente. Debemos descubrir nuevas experiencias y aprender con ellas para sentirnos plenamente realizados. Estas sensaciones se exponen en el texto de Konstantinos Kavafis Ítaca.

 

  

 

1.      LA SOCIEDAD AFECTA A NUESTRA VOLUNTAD

 

Hoy en día deberíamos cuestionarnos más a menudo debido a que realizamos algunas acciones y si realmente deberíamos dejarnos llevar tan absolutamente por los dictámenes que impone la sociedad actual. El hecho de dejarnos llevar por las convenciones sociales depende de muchos factores y uno de los más relevantes es la edad.

 

La juventud nos pone a disposición de una sociedad que nos dice qué  hacer y como hacerlo. Como es normal, estamos influidos continuamente por gran cantidad de factores, aunque, en esta época la influencia de estos factores es mucho mayor; y nosotros, como marineros embelesados en las dulces voces de las peligrosas sirenas de Ulises, seguimos los caminos que nos dictan sin prever que algunos de ellos  pueden llevarnos a la propia autodestrucción. Con ello no me refiero a que seguir las modas nos destruya, si no que, al producir en nosotros una falta de personalidad, nos inducen a perder nuestro criterio y a cometer a veces errores que pueden resultar nefastos para nosotros mismos. Esto, en ocasiones, puede provocar una perdida de la capacidad de elección, obligándonos a hacer lo que los demás hacen y no lo que realmente deseamos.

 

El que no podamos decidir por nosotros mismos y que tengamos que basar nuestra vida en una serie de modelos, nos puede inducir al consumo de drogas o sustancias que puedan afectar gravemente a nuestro organismo.

 

Los adolescentes usan el alcohol y otras drogas por varias razones, incluyendo la curiosidad, para sentirse bien, para reducir el estrés, para sentirse personas adultas o para pertenecer a un grupo.

 

Este abuso de alcohol y drogas se ha vuelto una practica muy común entre los adolescentes hoy en día. En este tiempo la sociedad juvenil española acepta la embriaguez y el hecho de tomar determinadas drogas ilegales como algo natural y diario. Incluso se reúnen entre ellos tan solo para beber en los famosos macrobotellones.

 

En el artículo “Ponerse Ciego” de Antonio Muñoz Molina se critica a los macrobotellones y nos expone una serie de consecuencias sociales que estos producen.

 

Una de estas consecuencias es la aceptación, antes mencionada, de la embriaguez como fenómeno social dándole a esta fama de que produce bienestar, como el que sentían los compañeros de Ulises en la isla de Circe al convertirse en cerdos, o de que nos ayuda a olvidar los malestares que nos produce la vida, al igual que el que les producía a los marineros el comer la planta que borra todos los recuerdos en el episodio del país de los lotófagos. Pero esta aceptación no tiene en cuenta el daño que pueden causar estos botellones a los miles de jóvenes borrachos que dañan las ciudades y, ya de paso, producen daños a su propio organismo. Está demostrado que el abuso del alcohol es más dañino para los jóvenes pues todavía están creciendo y el consumo masivo de estas sustancias puede destruir los procesos que nos ayudan a aprender y a pensar interfiriendo en la capacidad que posee nuestro cerebro de prever las consecuencias de nuestros actos y de corregir la conducta, ayudándonos a elegir lo que está bien o mal a nuestro criterio y permitiendo que no nos dejemos llevar por lo que hacen los demás sin pensar primero si lo que vamos a hacer resulta perjudicial o no para nosotros.

 

 

2.      SOCIEDAD IRRACIONAL: “La racionalidad imperfecta”

 

La carencia de voluntad que en ocasiones se puede llegar a producir actualmente se iguala a la que sufría Ulises al no poder controlar su deseo de oír las voces de las dulces sirenas que lo llevaban a un camino que tanto él como sus marineros sabían que no era el correcto, pero  preferían su propia muerte antes que resistir el dulce canto de las sirenas. Esto podría compararse con lo que sucede hoy en día. La sociedad nos induce a producir acciones que aunque sabemos que no serán las correctas seguimos tan solo para disfrutar del momento.

 

Esto provoca por lo tanto una sociedad en ocasiones irracional, comparada con la irracionalidad de Ulises que Jon Elster nos propone en el fragmento de “La racionalidad imperfecta: Ulises y las sirenas”

 

En este fragmento Jon Elster presenta a Ulises como un ser irracional que no disponía de la suficiente voluntad para resistirse al canto de las sirenas. Aquí se da una imagen humana de Ulises el cual se presenta como un ser débil e influenciable, en este caso, por las sirenas; al igual que las personas en ocasiones se muestran como seres débiles, inseguros e influenciables también por determinadas circunstancias. Con esto Ulises demostró su debilidad ante la situación pero logró conseguir  mediante métodos indirectos el mismo fin que una persona racional hubiera conseguido de manera directa.

 

Esto resalta su debilidad y demuestra que Ulises era consciente de esta; por ello su situación acentúa la necesidad de la teoría de la racionalidad imperfecta. Por este motivo atarse a sí mismo al mástil para poder oír el canto de las sirenas sin dejarse llevar por ellas hacia la muerte es una manera excelente de resolver el problema de la falta de voluntad que lo llevó a esta situación, es decir, logró ser racional por medios indirectos.

 

Otro camino sería el que ofrece un nuevo orden en el interior de la persona. Este camino tendría tres variedades: las apuestas privadas indirectas de Ainslie, la planeación consistente de Strotz y la responsabilidad para uno mismo de Taylor. Según Jon Elster la estrategia de Ulises esta relacionada con el enfoque aristotélico de la sicología.

 

Esta falta de voluntad es una de las características de los seres humanos. Esto nos provoca que seamos a veces demasiado influenciables por las circunstancias. Todo nos influye y eso no es malo si no se lleva hasta el extremo en el que dependamos de todo y de todos para tomar nuestras propias determinaciones.

 

3.      VALIDEZ DE RECURSO INECESARIOS: “El silencio de las sirenas”

 

Ésta falta de voluntad que se puede dar en ocasiones nos produce inseguridad y esto puede llegar a convertirse en miedo de no tomar las decisiones correctas y hacer que seamos mas influenciables aún. Por esta razón en muchas ocasiones intentamos evadir nuestras responsabilidades y dejar la decisión en manos de los factores que nos influyen, en lugar de pensar fríamente por nosotros mismos e intentar tomar la decisión que más nos favorezca.

 

A veces utilizamos recursos insuficientes para evitar los problemas que nos atañen, y aunque sabemos que estos métodos no son los mas adecuados, a veces también nos pueden servir para la resolución de estos problemas que nos conciernen.

 

Un ejemplo es el que nos da Franz Kafka en el texto “El silencio de las sirenas”. En él expone que el recurso que utilizó Ulises al tapar los oídos de sus compañeros con cera y hacerse encadenar al mástil de la nave fue ineficaz, a diferencia de la opinión que expone Jon Elster en su texto “ La racionalidad imperfecta”, comentado anteriormente, en el que explica que Ulises llego a determinar una solución completamente válida para solucionar su problema de falta de voluntad.

 

Franz Kafka presenta esta solución como ineficaz argumentando que el canto de las sirenas lo traspasaba todo, y la necesidad de seguir el camino que les mostraban las sirenas a los marineros sería mucho más fuerte que mástiles y cadenas. Sin embargo Ulises confió plenamente en la cera y las cadenas. Pero Franz Kafka pensaba que las sirenas poseían un arma aún más fuerte que su canto: su silencio.

 

Kafka intenta explicar que hubiera pasado si las sirenas no hubieran cantado y hubieran usado su silencio, única arma que podría haber herido a Ulises. Éste no oyó el silencio, estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él estaba a salvo.

 

Se dice que Ulises era tan astuto que ni los dioses eran capaces de  penetrar en su fuero interno. Tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y sólo representó un papel para ellas y para los dioses a modo de escudo. Aquí se produce una contradicción con el texto anterior: ¿Era Ulises lo suficiente astuto como para mostrar a los dioses y a las sirenas que era más débil que ellos permitiéndoles que creyeran en su condición humana como expone Franz Kafka, o era tan humano que tuvo que encadenarse a un mástil para no dejarse llevar por sus instintos más básicos como presenta Jon Elster?

 

De cualquier modo aunque Ulises en realidad pretendiera que los dioses creyeran que era más humano de lo que realmente fue, intentó clarificarles que era débil de voluntad y que podría llegar hasta la misma muerte tan sólo dejarse llevar por sus instintos. Esto caracteriza la naturaleza humana. Llegamos plenamente a la felicidad cuándo abandonamos nuestra razón y nos dejamos llevar solamente por nuestros instintos más básicos. Esto lo reflejó muy bien Pío Baroja en su libro “El árbol de la ciencia”, en el cual el protagonista, Andrés Hurtado, una persona completamente racional y lógica, llegaba a la autodestrucción debido a, por un lado, su afán por analizar todo lo que ocurría a su alrededor, incluso a los sentimientos y sensaciones que él podía llegar a sentir, y, por otro lado una serie de circunstancias que, junto a su pesimismo, lo llevaron al suicidio. Su muerte se produjo por varios factores; entre ellos la influencia de la sociedad y su falta de buscar y experimentar nuevas razones y sensaciones que lo hicieran valorar su propia vida.

 

4.      EXPERIMENTAR Y VIVIR : “Ítaca”

 

Vivimos en un mundo plenamente racional y planificado, muy cercano al mundo idílico de Platón en el cual las personas no se dejaban llevar por sus sentimientos. Los niños no tenían una sola madre sino que eran criados en guarderías y amamantados por todas las muchachas en edad de merecerlo. Desde pequeños eran seleccionados y entrenados según sus virtudes: los que demostraban que eran razonables y prudentes serían gobernantes, los que demostraran fortaleza serían guerreros y los que demostraban templanza serían productores. Entre ellos se relacionarían para crear una sociedad justa y equilibrada. No se dejarían llevar por sus instintos ni sentimientos tan sólo por la razón. Ésta es la sociedad que se intenta crear hoy en día: racional, trabajadora y sin sentimientos que nos permitan la distracción y la bajada de productividad. Esto podría crear una generación de personas que olvidaran la sensación de vivir y la felicidad que ello supone, como le sucedió a Andrés Hurtado. Para evitarlo necesitaríamos darle más importancia a vivir la vida, a vivir experiencias y no renunciar a ellas por miedo a lo que pueda suceder. Esto se expone en el poema de Konstantinos Kavafis “Ítaca”.

 

Este viaje nos invita a descubrir Ítaca y a disfrutar de todas las experiencias que nos ofrece el trayecto como los mercados de Fenicia o las muchas ciudades de Egipto. Nos incita a vivir nuevas experiencias y descubrir nuevas cosas sin tener miedo a lo nuevo que nos pueda ofrecer la vida. Nos dice que no debemos pensar en lo que no podemos hacer y que debemos dejarnos llevar por nuestras emociones y adrenalina intentando aprender todo lo que podamos por el camino. Nuestro destino sería llegar a Ítaca pero no debemos hacerlo con prisa, sino que debemos experimentar, aprender y disfrutar en el camino y todo ello, al final, te hará rico en experiencias.

 

5.      CONCLUSIÓN

 

En conclusión este texto no propone una crítica a la sociedad, tan solo se le da relevancia a la capacidad de elección que poseemos los seres humanos. No deberíamos realizar determinadas acciones tan sólo por intentar demostrar algo, por intentar caerle bien a alguien o porque nuestros amigos influyan en nuestras decisiones, sino por que nosotros queramos vivir esa determinada experiencia, que nos engrandecerá y nos hará más sabios el día de mañana además de hacernos aprender algo que nos hará falta para el desarrollo posterior de nuestra vida o que, simplemente, nos hará disfrutar en algún momento y nos sentiremos bien durante un periodo de tiempo y esta acción no supondrá un gran daño en nuestra vida, es decir, no nos perjudicará en lugar de aportarnos algo nuevo. Esta capacidad de elección la conseguimos mediante nuestra voluntad humana, que resulta débil e influenciable, y que en ocasiones no podemos dominar plenamente. Aunque podemos intentar conseguir dominarla racionalmente por un lado a través de métodos indirectos, como Ulises al atarse al mástil de su barco para no dejarse llevar por la dulce voz de las sirenas o, por otro lado, utilizando recursos que creemos suficientes, aunque no lo sean, que en ocasiones pueden resultar válidos para la finalidad que perseguimos.

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© Carmen Pozo Muñoz.

© Revista Diotima de Mantinea, ISSN, nº 1698 - 2622; nº 3, diciembre de 2006.

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