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Libro de Akal de 1º de Bachillerato (Lengua y Literatura)

 

      Los textos argumentativos

 

ESTRUCTURA BÁSICA DE LA ARGUMENTACIÓN

 

INTRODUCCIÓN

 

EXPOSICIÓN 

 

ARGUMENTACIÓN

Tesis

 

Cuerpo argumentativo

 

Confirmación de la tesis

 

 

CONCLUSIÓN

 

 

 

1.      ASPECTOS ESTRUCTURALES

 

         Como en todo tipo de texto, la organización de las ideas es fundamental para alcanzar el objetivo que se propone el autor: en este caso convencer al receptor de una determinada idea.

            La estructura de contenidos de un texto argumentativo ha de explicarse siempre en relación con esta intención comunicativa. Aunque hay una gran variedad de estructuraciones posibles, en todo texto argumentativo podemos podremos observar dos elementos fundamentales que, de una u otra manera, han de aparecer necesariamente:

            La tesis y el cuerpo argumentativo.

 

1) LA TESIS

Es la idea fundamental sobre la cual se reflexiona y se argumenta. No hay que confundir tesis con asunto: el asunto de un texto puede ser, por ejemplo, la contaminación medioambien­tal; la tesis, en cambio, será determinada «opinión» del autor sobre este tema, por ejemplo: la contaminación medioambiental sólo puede combatirse con éxito si se cambia primero el modelo socioeconómico.

La tesis puede aparecer al principio o al final del texto, o incluso puede no hacerse explícita para que sea el destinatario el que la deduzca (tesis implícita). Puede ser simple -como la anterior- o compleja, si contiene varias ideas que se van encadenando a lo largo del texto.

 

 

2) El CUERPO ARGUMENTATIVO

              Constituye la argumentación propiamente dicha: la aportación de todo tipo de «razones» que permiten al autor convencer al destinatario. Estas «razones» o ideas que el autor utiliza para confirmar su tesis se denominan ARGUMENTOS. Son muy variados y pue­den tener distintas funciones:

ARGUMENTOS DE APOYO a la tesis propia.

CONCESIONES o ideas de la tesis contraria que se admiten provisional-mente.

REFUTACIONES o argumentos con los que se rebate total o parcial-mente la tesis contraria.

CONTRAARGUMENTOS que invalidan los argumentos contrarios a la tesis o las concesiones que el propio autor ha admitido previamente.

Dependiendo de cuál sea la tesis, del carácter del emisor, de la situación

comunicativa, etc., el cuerpo de la argumentación puede ser muy simple o muy complejo y elaborado: el que veíamos al principio de este tema contenía un solo argumento («el tabaco te puede causar la muerte») para confirmar la tesis («debes dejar de fumar»); sin embargo, para demostrar la tesis antes enunciada sobre la contaminación haría falta, sin duda, una argumentación mu­cho más extensa y fundamentada.

Estos dos elementos básicos de una argumentación pueden aparecer en el texto realizados en estructuras muy diversas y combinarse, como veremos, con otros componentes. Las dos estructuras básicas que se suelen encontrar se relacionan con los procedimientos de razonamiento lógico que ya se vieron en el tema sobre los textos expositivos: la deducción y la inducción.

Según el procedimiento INDUCTIVO, el autor de la ar­gumentación parte de los hechos concretos -convertidos, por tanto, en argu­mentos- para llegar a establecer mediante el análisis y el razonamiento una «ley general» que los explique. En este tipo de estructura, la tesis suele apare­cer al final y sirve como CONCLUSIÓN de todo el proceso argumentativo.

En el procedimiento DEDUCTIVO se parte de una idea general para llegar a una conclusión concreta.

Partiendo de estos dos modelos básicos, el autor construye su texto con estructuras muy variadas y de distinta complejidad que no son más que varian­tes de la anteriores: tesis enunciada al comienzo del texto, tesis como conclu­sión, tesis al comienzo y al final («estructura encuadrada»), reiteración de la tesis a lo largo del texto («estructura repetitiva»), tesis diferentes que se van argumentando al mismo tiempo («estructura en paralelo»)...

Con todo, es todavía muy frecuente encontrar textos argumentativos que se ajustan, en mayor o menor medida, a la estructura característica de la retórica clásica[1], por ejemplo en los procesos judiciales. Distinguía ésta cuatro partes en el texto argumentativo bien construido:

 

INTRODUCCIÓN:

Según la intención del autor, debía servir para ENMARCAR EL PROBLE­MA que se debate (presentando una serie de ideas generales, formulando la tesis, enumerando los temas que se van a tratar o el orden en que se va a hacer), CAPTAR LA ATENCION DEL DESTINATARIO (señalando la im­portancia o novedad del asunto, presentando hechos sorprendentes y curiosos, narrando un caso particular...) o PONER A ÉSTE DE SU PARTE mediante distintos recursos retóricos.

 

EXPOSICIÓN:

Tiene como función INFORMAR AL DESTINATARIO de los hechos sig­nificativos relacionados con la idea o tesis que se pretende defender. Los clá­sicos aconsejan que esta parte del discurso ha de caracterizarse, sobre todo, por la claridad y la brevedad.

La presencia de fragmentos expositivos (y también a menudo descriptivos o narrativos) en los discursos argumentativos, bien sea formando una parte estructuralmente definida, bien en secuencias de ideas que alternan con la ar­gumentación propiamente dicha, resulta muy normal y frecuente: para utilizar un hecho o una idea como argumento a favor de una tesis es necesario «expo­nerlos» al destinatario. Por eso, en los temas anteriores, se insistía en que no es frecuente encontrar textos expositivos o argumentativos puros. Lo habitual es la mezcla de variedades de discurso diferentes en un mismo texto.

 

ARGUMENTACIÓN:

Es la parte donde se presentan las pruebas o argumentos pertinentes para la comprobación de la tesis, tanto aquéllos que están dirigidos a confirmarla como los que se utilizan para refutar la tesis opuesta. Tendrá asimismo una organiza­ción interna determinada; con todo, pueden distinguirse dos formas básicas en la disposición de los argumentos: ARGUMENTACIÓN EN CADENA (las ideas utilizadas como argumento se van derivando lógicamente unas de otras, hasta llegar a la conclusión final) y ARGUMENTACION POR ADICIÓN (las ideas no se subordinan unas a otras por su contenido, sino que se llega a la demostra­ción de la tesis por la suma de los diferentes argumentos expuestos).

 

CONCLUSIÓN:

Como la introducción, puede cumplir varias funciones: recordar la tesis defendida presentándola como ya confirmada, resumir las ideas fundamenta-les que se han desarrollado, o incluso cerrar el texto con un detalle de ingenio.

No se deben entender en ningún caso estos tipos de estructuración como un modelo que haya que seguir necesariamente. Recuérdese siempre que el autor es libre de organizar y estructurar el texto como crea más adecuado para con-seguir su propósito comunicativo.

 

 

2. ASPECTOS LINGÜÍSTICOS

 

Para poder influir de modo eficaz sobre el destinatario y conseguir así el propósito primero de toda argumentación, la persuasión, es fundamental que el autor utilice de modo adecuado los recursos que la lengua pone a su disposi­ción. Varios son los objetivos a los que se debe atender: la COHERENCIA, la CLARIDAD y la capacidad de INFLUENCIA AFECTIVA son quizás los más importantes.

La coherencia, que es -como vimos en el Tema 3- una propiedad esencial en todo tipo de textos, lo es más todavía en los argumentativos porque de ella depende en buena medida la fuerza persuasiva de los argumentos que se utilicen: por muchos que sean los que se aporten, carecerán de capacidad para

convencer al destinatario si el autor no consigue hacer ver que responden a la realidad o cae en contradicciones. El orden en la presentación de ideas y la disposición adecuada de los argumentos refuerzan su credibilidad.

            El que la disposición del razonamiento sea la adecuada redunda también en beneficio de la claridad. Para convencer al destinatario es asimismo fundamental que no encuentre dificultades en la comprensión de la tesis y del proce­so argumentativo. No puede persuadir el texto que no se entiende. En este sentido, la distribución del razonamiento en párrafos ayuda a asimilar mejor el contenido, a la vez que favorece la organización de las ideas. También es importante el empleo de los adecuados mecanismos de cohesión (véanse las páginas señaladas), en especial de los conectores supraoracionales, que hacen explícitas las relaciones lógicas entre las distintas ideas que constituyen el texto (adición, concesión-adversación, causa-consecuencia, condición, cambios de tema, enu­meraciones...).

            En muchos casos, el emisor del texto busca la persuasión del destinatario no tanto por medios racionales como mediante mecanismos de carácter emoti­vo o afectivo: selección de determinadas palabras, imágenes, apelaciones al oyente, exclamaciones, interrogaciones... Con recursos como éstos, utilizados entonces como ARGUMENTOS AFECTIVOS, el autor pretende dirigirse directamente a los sentimientos del destinatario con el fin de conmoverlo. Los textos publicitarios, entendidos como un tipo de argumentación, son pródigos en el uso de estos RECURSOS RETÓRICOS.

            En cuanto a los rasgos morfosintácticos y léxicos de los textos argumenta­tivos, poco o nada se puede decir que sea válido para todos ellos, dada enorme variedad de textos diferentes que nos podemos encontrar. Si nos ceñimos a las argumentaciones escritas más usuales (ensayos de distinta temática, artículos de opinión, editoriales, etc.), se suelen señalar los siguientes:

·         Aparecen TECNICISMOS, en mayor o menor medida según el carácter más o menos divulgativo del texto. Incluso cuando no se trata propiame de tecnicismos, es frecuente encontrar términos polisémicos del lengu normal a los que se aplica un significado específico cuasitécnico: con ello pretende que el vocabulario sea DENOTATIVO.

·         Normalmente, se tiende a emplear la modalidad oracional enunciativa especialmente en textos especializados, con lo cual se quiere dar impresa de objetividad. En textos donde se acentúa la actitud personal del autor, el contrario, son frecuentes las modalidades exclamativa, interrogativa dubitativa.

·         La sintaxis suele ser compleja, con aparición de largos períodos oracio les. Predomina la subordinación, acorde con la expresión del razonamien comparativas, condicionales, concesivas, consecutivas. Abundan los INCISOS EXPLICATIVOS.

 

 


 

         5. TIPOS DE ARGUMENTOS Y FORMAS DE   ARGUMENTACIÓN


 

5.1. TIPOS DE ARGUMENTOS SEGÚN SU CAPACIDAD PERSUASIVA

 

            Una argumentación no puede persuadir a su destinatario si los argum que utiliza no son «adecuados». Tres son las características que define mayor o menor adecuación: PERTINENCIA, VALIDEZ y FUERZA ARGUMENTATIVA.

            Un argumento no es pertinente si no está relacionado con la tesis ni contribuye a reforzarla. Si en una discusión sobre la energía nuclear se hablara de «la belleza arquitectónica de la centrales nucleares», diríamos que eso no viene al caso»: es un argumento no pertinente.

            Son argumentos válidos aquéllos que, siendo pertinentes, están bien cons­idos y conducen a la conclusión deseada. Por contra, se suele denominar FALACIA al argumento no válido y que, por tanto, puede ser rechazado con razón por el interlocutor. En el siguiente ejemplo, el emisor comete una fala­cia por generalización inadecuada, que su interlocutor rebate inmediatamente:

- Tienes que estudiar mucho: si tienes una carrera, encontrarás trabajo.

- Pero ¡conozco multitud de licenciados en paro!

 

Aun siendo válidos, los distintos argumentos pueden tener diferente fuerza argumentativa. Esta depende de la facilidad con la que sea posible rebatirlos. Distinguimos así argumentos DÉBILES y argumentos SÓLIDOS. Aquél que no puede ser rebatido porque no admite ninguna discusión es un argumento IRREFUTABLE:

Tú no has podido ver a Pedro a las diez porque a esa hora lo estaban ope­rando de apendicitis en el hospital.

 

La función primordial del argumento es, lógicamente, probar la tesis. En Este sentido, todo argumento es una IDEA DE APOYO. Sin embargo, hay que tener en cuenta que toda tesis se defiende siempre frente a otra u otras «opinione­s» que se consideran opuestas. En la argumentación bilateral (por ejemplo,debates, tertulias, mesas redondas, etc., y también en la comunicación in­erpersonal) la tesis contraria se hace explícita en la opinión defendida por el interlocutor, que aportará a su vez argumentos que la apoyen. Podemos distinguir, por tanto, dos tipos de ideas en relación con un proceso argumentativo: ARGUMENTOS DE APOYO y ARGUMENTOS CONTRARIOS. Lo que cada uno de los interlocutores intenta es que la ideas de apoyo a su tesis invaliden las ideas contrarias o que, en todo caso, prevalezcan sobre ellas en el ánimo del destinatario.

Se llama CONTRAARGUMENTO a la idea de apoyo que tiene como finalidad inmediata invalidar una idea contraria.

También en la argumentación unilateral (en un ensayo o en un artículo de opinión, por ejemplo) se ha de tener muy en cuenta la tesis contraria. Es habi­tual que el autor examine las objeciones y argumentos que se pudieran oponer desde posiciones diferentes. Suelen aparecer en el texto mediante el mecanis­mo de CONCESIÓN-ADVERSACION: se acepta parcialmente un argumento contrario para inmediatamente después rebatirlo o contraargumentar con una idea de más peso:

 

Es cierto que la película resulta un poco lenta [CONCESIÓN], pero todos los críticos la consideran una obra de arte [ADVERSACION].

 

 

  

(Continuará) 

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5.4. TIPOS DE ARGUMENTOS SEGÚN SU FINALIDAD

 

Como sabemos, en los textos arguentativos el autor pretende, por parte, probar una determinada tesis, por otra, mover el ánimo del destinatario a favor de esa tesis u opinión. DEMOSTRACIÓN Y PERSUASIÓN son, efecto, las finalidades básicas que tiene una argumentación.

La demostración se realiza mediante los argumentos propiamente dichos ARGUMENTOS RACIONALES. Éstos se basan en los hechos, los cuales analizados y valorados racionalmente, bien sea de una manera objetiva (como en la demostración científica), bien sea adaptándolos a los sistemas de creencias y valores de los interlocutores. En cambio, para la persuasión se utiliza menudo ARGUMENTOS AFECTIVOS que, como ya señalaban los estudi de la Antigüedad, tienen como función «conmover» al destinatario.

 

5.4.1. La argumentación sobre los hechos

 

Es habitual distinguir dos formas de argumentación racional. La ARGUMENTACIÓN LÓGICA y la ARGUMENTACIÓN ANALÓGICA.

• La ARGUMENTACIÓN LÓGICA es la que se basa en los principios LÓGICOS del razonamiento humano: las relaciones causa-efecto, concreto-abstracto, individual-general, acto-finalidad, condición-resultado, etc. La forma básica del argumento lógico es el SILOGISMO, un razonamiento que consta de dos PREMISAS (Los hombres son mortales; Sócrates es hombre) y de una CON­CLUSIÓN que se deduce necesariamente de ellas (luego Sócrates es mortal). En los textos argumentativos, sin embargo, no suele aparecer completo: es normal que falte alguna de las premisas, por considerarse que el destinatario la acepta implícitamente: Sócrates es un hombre y, por lo tanto, es mortal.

A partir de esta forma básica, se pueden construir distintos argumentos según el tipo de relación que se establezca entre las premisas y la conclusión. La causa sirve de argumento para demostrar una tesis que enuncia una conse­cuencia: Es mejor que vayamos al cine porque hoy los teatros están cerrados. De igual forma, la consecuencia es un argumento para confirmar una causa: La tasa de desempleo no ha bajado; por tanto, la política económica no ha sido tan efectiva como se dice. Puede también argumentarse a favor de un hecho enunciando su finalidad (Estudia mucho para que un día llegues a ser un hombre de provecho) o el resultado de una condición previa (Si sigues entrenando seguro que te acaban subiendo al primer equipo).

Cuadro de texto:  
En las relaciones lógicas CONCRETO-ABSTRACTO e INDIVIDUAL-GENERAL se basan dos de los argumentos más usuales: el EJEMPLO y el argumento basado en un PRINCIPIO GENERAL.

• El EJEMPLO sirve para confirmar la veracidad de una tesis presentando un caso concreto de la realidad en el que esa tesis se cumple efecti­vamente:

El intenso tráfico marítimo de grandes petroleros constituye una de las amenazas más graves al ecosistema. Desastres como el del Exxon-Valdez y el del Mar Egeo han ocasionado pérdidas irreparables en la fauna y la flora marina de zonas de importantísimo valor ecológico.

[El País]

 

Muy habitual en las argumentaciones que se producen en diálogos de la vida diaria es la ejemplificación con casos extraídos de la experiencia personal. Se trata de un recurso argumentativo de solidez relativa, pues siempre pue­de ser invalidado por otro ejemplo de sentido contrario:

- Mira a tu primo Luis: a tu edad estudiaba mucho y sacaba muy buenas notas; ahí lo tienes, convertido en arquitecto y trabajando en una empresa importante.

- Mejores notas sacaba Fernando y todavía está en el paro.

 

• El procedimiento inverso consiste en utilizar una idea de carácter general para confirmar una tesis sobre un hecho concreto:

El pequeño inversor no debiera alarmarse ante el descenso de ayer en la Bolsa de Madrid. La lógica de los ciclos bursátiles hace suponer que pronto se producirá un repunte que dejará el índice general en cifras cercanas a las de la semana pasada.

[Cinco Días]

 

Un valor similar tienen el llamado ARGUMENTO DEL SENTIR GE­NERAL o del SENTIDO COMÚN (No te eches la culpa por lo que ha pasado. Cualquiera en tu lugar habría hecho lo mismo) y el uso de REFRANES y MÁXIMAS para reforzar una idea. Los refranes pueden considerarse como «verdades» de la tradición comúnmente aceptadas por la cultura popular. Tienen una gran expresividad, pero su fuerza argumentativa es más emotiva que lógica; de hecho, existen refranes que apoyan ideas opuestas: A quien madruga, Dios le ayuda / No por mucho madrugar amanece más temprano. Las máximas son también aseveraciones sentenciosas que se utilizan en la argumentación como verdades indiscutibles en apoyo de la tesis. A diferencia de los refranes, tienen un origen culto: El hombre es un lobo para el hombre.

Dentro de la argumentación lógica hemos de considerar también un proce­dimiento argumentativo muy usual en los textos ensayísticos: el ARGUMENTO DE AUTORIDAD. Utiliza como apoyo a la tesis testimonios de expertos conocidos, especialistas en el tema o simplemente personas de prestigio. Por otro lado, la referencia a la idea expresada por la «autori­dad» puede presentarse de dos formas: mediante el resumen

Como dice Aristóteles, cosa es verdadera,

el mundo por dos cosas trabaja: la primera por haber mantenencia; la otra cosa era

por haber juntamíento con hembra placentera.

[Arcipreste de Hita: Libro de buen amor]

y mediante la CITA literal

El pensamiento en el sentido estricto de la palabra es inseparable del lenguaje y de la capacidad de hablar. Helen Keller lo dice claramente cuando reflexiona sobre el modo como pasó de procesos cognitivos sin uso del lenguaje a pensar en términos de lenguaje: «Ella [la maestra] me trajo el sombrero y supe que iba a salir al sol tibio. Este pensa­miento, si una sensación muda puede llamarse pensamiento, me hizo saltar y brincar de placer».

[Adam Schaff: Introducción a la semántica]

La ARGUMENTACIÓN ANALÓGICA se basa en un proceso de razonamiento diferente: para argumentar sobre el hecho sujeto a debate se hace referencia a otro hecho distinto pero que tiene semejanza con él. El emisor establece una relación de ASOCIACIÓN o ANALOGÍA entre ambos, de forma que presupone que, dado que son similares, lo que es cierto para uno es cierto también pata el otro. El argumento analógico más frecuente es la COMPARACIÓN:

Convendría a la sociedad europea permanecer alerta para no cometer los mismos errores de otros tiempos. Los últimos resultados electorales del ultraderechista y racista Frente Nacional de Le Pen constituyen una ame­naza tan terrible para la cultura democrática como la que en su día supuso el ascenso al poder del Partido Nazi en Alemania.

[El Periódico de Cataluña] El mismo valor puede tener también la METÁFORA:

Tú eras el huracán y yo la alta

torre que desafía su poder:

¡Tenías que estrellarte o que abatirme!... ¡No pudo ser!

[Gustavo A. Bécquer: Rimas

Para explicar la razón por la que el amor entre el poeta y su amada imposible, se establece una analogía entre ella y el huracán, y entre él y torre, analogía basada en la relación de oposición violenta e irreconciliación, entre ambos elementos.

Desde otro punto de vista, tanto la comparación como la metáfora como otras formas de argumento analógico, como la alegoría o la fábula. Pueden funcionar también como argumentos afectivos que se utilizan influir en el ánimo del destinatario.

 

 

LA ARGUMENTACIÓN AFECTIVA

 

Se denominan ARGUMENTOS AFECTIVOS aquéllos que pretenden pro-aren el destinatario determinadas reacciones emocionales que condicionan apreciación de la tesis: simpatía, pena, admiración, horror, temor, etc.

En cuanto a su contenido y su forma, no son en realidad diferentes de los que se utilizan en la argumentación racional. La diferencia estriba, principalmente, en el especial uso que en ellos se hace del lenguaje: éste se carga de esividad, gracias al empleo por parte del autor de determinados recursos estilísticos. Así, la COMPARACIÓN en el primer ejemplo y el argumento do en la relación CAUSA-EFECTO en el segundo adquieren una gran fuerza emotiva en los fragmentos siguientes:

Ahora que llega el verano, la gente quiere cambiar de yo mediante una dieta. Los cuerpos se hacen visibles, pero sólo algunos mortales poseen una carne digna de ser asada. [... ] Ya se sabe que a los dioses no les gusta el tocino, [...] de modo que todo el mundo se mata por llegar a la playa con el peso y la perfección de aquellas jóvenes reses que eran aca­rreadas hacia el ara del sacrificio en la antigüedad.

[Manuel Vicent]

 

Si el telón de acero se ha derretido y los malos de ayer son los buenos de hoy, ¿por qué los poderosos siguen fabricando y vendiendo armas y miedo?
[Eduardo Galeano]

 

En el primer ejemplo, la comparación entre las personas que toman el sol en una playa y las reses sacrificadas -asadas- a los dioses de la antigüedad, es un Argumento analógico que sirve, más que para convencer intelectualmente al desti­natario de la inconveniencia de las dietas veraniegas, para persuadirlo a través del humor (a los dioses no les gusta el tocino) y del ridículo (...carne digna de ser asada jóvenes reses...). En el segundo, tan importante como el razonamiento utilizado («las armas no son necesarias porque ya no hay ningún enemigo») son los recursos que el autor utiliza para expresarlo, que sugieren al destinatario que el concepto de enemigo es absurdo (malos de ayer/ buenos de hoy) y que las armas no se relacionan con la protección sino con el miedo (vendiendo armas y miedo).

Los recursos que se emplean en este tipo de argumentaciones son los mis­mos que caracterizan a la lengua literaria: las llamadas FIGURAS ESTILÍS­TICAS y TROPOS -como la hipérbole, el paralelismo, la antítesis, la anáfo­ra, el símil, etc.-, que en el texto literario tienen una función expresiva y poética, son usados en los textos argumentativos con una fina­lidad retórica. Como en los textos literarios, el léxico se selecciona atendiendo al efecto que las CONNOTACIONES de las palabras empleadas puedan produ­cir en el destinatario; la ADJETIVACIÓN adquiere también una importancia fundamental, pues mediante el uso frecuente de adjetivos -y también adver­bios - valorativos el autor dirige en un determinado sentido la actitud del receptor ante los hechos o ideas enunciados; de igual forma y con la misma intención se usan otros variados procedimientos lingüísticos.

Por último, no ha de olvidarse que el uso de esta argumentación afectiva y de los recursos retóricos asociados a ella está condicionado por el tipo de texto de que se trate: lógicamente, queda excluida de los discursos en los que se exige una completa objetividad en la argumentación (la demostración científica, por ejemplo); puede aparecer, más o menos sutilmente introducida, en ensayos de tema humanístico y en los géneros periodísticos de opinión; en cambio, es fun­damental en los textos propagandísticos, tanto doctrinales como publicitarios.

 

 

 


 

[1] La retórica era una disciplina fundamental en la cultura y la educación de la antigua Grecia y la antigua Roma. Consistía en un conjunto muy codificado de normas y usos que regía el «arte del bien hablar cuyo fin es deleitar, persuadir y conmover al auditorio».

 

 

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