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lindaraja    REVISTA de estudios interdisciplinares y transdisciplinares. ISSN:  1698 - 2169

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Blog: Papeles de Maco

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Literatura y pensamiento

 

 

 

Revista Lindaraja

nº 15, enero

 de 2008

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Literatura y pensamiento

 

Veintiséis proposiciones acerca del mirar*

Alberto Tasso**

 

  1. La mirada se constituye en el tiempo. Necesita maceración. Rinde frutos luego de un trabajo prolongado. No es posible concebir un certero “golpe de vista” sin ejercicio previo, sin reflexión.

  2. El que mira es espejo de lo mirado, pero sólo uno de los infinitos espejos posibles.

  3. Lo mirado no es sólo objeto, sino también espejo del que mira. Lo mirado se “contagia” de la forma en que es mirado, y acaba por decirnos algo del que mira.

  4. Mirar encuentra su réplica en el acto de ser mirado.

  5. El que mira es un lector en sentido figurado. Pero su “texto” carece del código básico que la lengua provee a la lectura real. El que mira debe disponer de un código, ya sea “inventado” o “descubierto” según los arreglos de las cosas que mira. Los códigos que así surjan asumen la forma de un postulado, o bien de una conjetura.

  6. La mirada es un acto social. Implica una comunicación entre seres o una relación entre seres y cosas. El lenguaje de esta comunicación o de esta relación son las imágenes y las interpretaciones de las imágenes. El mirar puede ser unilateral o recíproco, pero siempre es relacional: no solo alude a una relación fáctica o posible, sino que además la crea.

  7. El acto de mirar y/o el de ver implican una inteligencia de las cosas o los seres. Constituyen por lo tanto uno de los accesos al entendimiento y al conocimiento.

  8. El que mira se da por supuesto. Una mirada “completa” requiere, sin embargo, verse a sí mismo, saberse. ¿Quién soy? ¿Para qué miro?

  9. Así como hay el problema del que mira, hay el problema de lo mirado: la cosa, el otro. Parecidos o distintos de mí, ellos son seres que al ser mirados generan datos sobre sí mismos: apariencia, forma, color, sustancia, totalidad, posibilidad, corporeidad.  

  10. Lo imaginario, no menos que lo existente, puede ser abordado por la mirada.

  11. Hay formas de mirar, códigos y estilos preestablecidos. Los lenguajes y las disciplinas reclaman distintos modos de producción de la imagen.

  12. La retina, la razón y el sentir se articulan y combinan de diferentes maneras. Hay combinaciones simples y complejas, homogéneas y heterogéneas. Esas combinaciones trasladan a la interioridad diferentes  percepciones, distintas ecuaciones de paz o de conflicto para el ánimo.

  13. En el acto de mirar hay pre-supuesta una distancia, un espacio. Puede imaginarse un continuo desde mirar cerca, con, involucrado y siendo visto, hasta mirar lejos, sin, ajeno y sin ser visto.

  14. El que mira puede graduar esa distancia colocándose deliberadamente en un punto u otro ante otro ser mediante un artificio mental, visual o sensitivo. El sistema visual y comprensivo es un objeto manipulable, tanto como una lente.

  15. Todos los maestros del conocimiento y el arte, así como muchos desconocidos discípulos, se ejercitaron en el arte de mirar. Podemos aprender de ellos.

  16. Existen condicionamientos sociales  y culturales que otorgan al mirar un sentido y una intencionalidad apriorística, producto de cada sociedad y cada tiempo. Podemos reconstruir esas formas de mirar como lo haría un arqueólogo, describirlos como la haría un novelista, o jugar a prever sus posibilidades como lo haría un narrador de ciencia ficción.

  17. Así como hay un fondo condicionante en el que mira (su cultura, su tiempo), hay un fondo en lo mirado, respecto del cual se revela y se explica el otro o el objeto: la situación, el ambiente.

  18. Mirar con beneficio requiere definir un “foco” y delimitar un “cuadro”. Los pintores, los fotógrafos y los científicos son aquí nuestros maestros.

  19. El objetivo último del que mira es, lo sepa o no, ver lo invisible. La religión, la magia, la ciencia, la poesía. Las artes tienen ese –acaso único- elemento en común. Todos se basan y a la vez desconfían del sentido visual y lo consideran solo una vía para un mirar profundo.

  20. El que sabe que mira, el que puede desarrollar un mirar reflexivo, tiene más de dos ojos, pues conoce sus posibilidades y sus límites.

  21. Quien cultiva el mirar desarrolla una ética y unas reglas acordes. Conocer y respetar esas reglas ayuda –aunque no garantiza necesariamente- a evitar un mirar deformado o un mirar deformante.

  22. La mirada implica goce y, por definición, sensualidad. También interés, deseo. Entre la subyugación y la voluntad de dominio, el justo medio es la contemplación. Más allá del temor, el asombro y el poder, el que contempla es dueño de sí mismo y de las imágenes.

  23. El que aprende a mirar puede captar más completamente el mundo, puede enriquecerse y ser más. El dominio del mirar implica un ejercicio de disciplina, de autoconocimiento, de ascesis.

  24. En el mirar, la asimetría es la norma, la simetría la excepción.

  25. Hay el enigma de lo que nunca fue mirado. Oculta faz de la luna, replegada sombra del otro que nunca visitaremos.

  26. El que mira está en riesgo. Preguntarle al espía.


 

* Publicado en Cifra, Revista de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, Universidad Nacional de Santiago del Estero, Nº1 (Segunda época), ISSN 0328-8862, Santiago del Estero, 2005.

** UNSE, CONICET, El Colegio de Santiago.

 

 

 

 
 
   

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