REALIDAD Y FICCI�N                                                    FILOSOF�A, LITERATURA, ARGUMENTACI�N, CIENCIA, ARTE    

                                                

                                                                                                                                             

lindaraja     REVISTA de estudios interdisciplinares y transdisciplinares. ISSN:  1698 - 2169

 

 

 

 Nieves Garc�a-Tejedor

 

�FILOSOF�A CONTEMPOR�NEA DE LA MENTE�

            HERENCIA COGNITIVA?

 NIEVES GARC�A-TEJEDOR

 

(A mi padre, de cuya herencia cognitiva me siento muy orgullosa y agradecida)

 

Una mirada de soslayo al ADN

(Daniel Dennett)

 

   D

entro de los paradigmas cient�ficos, la vida escapa a dos cuestiones fundamentales: por un lado, desde los axiomas de la f�sica newtoniana, no se puede explicar la irreversibilidad del tiempo, es decir, que tenga una flecha que se�ala siempre hacia adelante; sin embargo, la vida es un proceso claramente irreversible. La Biolog�a, junto con la segunda ley de la termodin�mica[1], ha sido hasta hace poco, la �nica ciencia en la que se manten�a el �misterio� de dicha irreversibilidad como ley. Adem�s, se da la paradoja de que la vida (tambi�n el conocimiento) escapa en parte a ese segundo principio de la termodin�mica, porque se trata de un sistema aut�nomo o autoorganizado que tiende a preservarse.

En la vida, fisiol�gicamente hablando, existe un continuo turnover de sustancias; cada ser vivo se encuentra en un estado de equilibrio (steady state). Por tanto, la vida consiste en una serie incesante de �selecciones� o �elecciones� (en todo el organismo o en alguna de sus partes). Las decisiones se toman dentro de las c�lulas, por mecanismos ya programados en la composici�n de las enzimas que se fabrican, determinada por la selecci�n natural del ADN apropiado durante millones de a�os. Cada especie posee modelos enzim�ticos propios, y en cada individuo la experiencia previa deja su huella. Puede suceder tambi�n que el organismo demande enzimas nuevas para afrontar una nueva situaci�n, con lo que se producen �s�ntesis in�ditas� de enzimas, y se origina un proceso de retroalimantaci�n o feedback: el sistema se autoadapta para responder a la nueva situaci�n. El sistema va adquiriendo una organizaci�n cada vez m�s elaborada para su prop�sito de seguir viviendo, la cantidad de informaci�n que contiene va aumentando durante la vida, y este aumento de informaci�n se debe a las propias actividades creadoras del organismo como agente generador que utiliza programas heredados para adquirir m�s informaci�n y producir nuevos programas. Es decir, los seres vivos tienen capacidad de incrementar el contenido de sus informaciones. L�gicamente, el ser vivo con mayor cantidad de informaci�n es el ser humano, donde los cambios por adaptaci�n pueden suceder continuamente en numerosas partes del cuerpo en respuesta a las circunstancias. Estos cambios por adaptaci�n ocurren tambi�n en el cerebro: son las adaptaciones de mayor importancia, y pueden constituir la base de la memoria. El proceso de aprendizaje en respuesta al ambiente posee unas caracter�sticas espec�ficas en el hombre[2]. Y es el ADN el que, de alguna manera, proporciona el abanico de posibilidades entre las que cada individuo seleccionar� las m�s convenientes para cada situaci�n.

Debido a la selecci�n natural, el ADN heredado de cada individuo dirige la formaci�n de una criatura capaz de vivir bajo unas condiciones determinadas. Es como si el ADN fuera una �representaci�n� de ese medio ambiente.

En la intenci�n o necesidad de seguir viviendo, todo organismo debe investigar y decidir lo que va a hacer, de forma que la vida es una perpetua toma de decisiones. En el ser humano �stas han ido aumentando conforme el cerebro fue adquiriendo la complejidad suficiente; es m�s, quiz�s el �xito de la evoluci�n del hombre radique tambi�n en su capacidad para reconocer que comparte su informaci�n con otros, gracias a la capacidad de representaci�n del cerebro, que permite la conciencia de uno mismo y de los dem�s. La informaci�n est� �escrita� en el ADN. El �conocimiento� m�s sencillo (el de respirar, comer, caminar...) qued� registrado en el cerebro antes de la aparici�n del Homo sapiens; los �conocimientos superiores� como el lenguaje, han de tener tambi�n un componente hereditario ��Similar a la idea de J. Fodor de que la mente posee una arquitectura de doble rango: sistemas de input y cognici�n (independientes y separados) y sistemas centrales[3]?

Todo conocimiento adquirido tiene que quedar registrado de alg�n modo en el cerebro durante el proceso de aprendizaje. Pero � C�mo se relacionan estas actividades con los actos mentales conscientes? Dada la actividad del cerebro[4], est� claro que la �mente� en s� misma no es una entidad que contenga gran cantidad de informaci�n en todo momento.

 

Tambi�n est� demostrado que los seres humanos tenemos una capacidad innata para el aprendizaje del lenguaje (entre otras aptitudes, quiz�s). Esto implica mucho m�s que una mera asociaci�n de una palabra con un  objeto o un concepto abstracto; los seres humanos de alg�n modo generalizamos a partir de enunciados aprendidos,�computando� una infinita variedad de combinaciones.

La informaci�n registrada en el cerebro tiene que ser m�s que un mero archivo que compila la informaci�n; tampoco se �guarda� en forma de c�digo o proposici�n[5]... debe de ser como incorporada a un sistema representativo, algo as� como si el cerebro representase f�sicamente al mundo[6].

En realidad, todos los seres vivos son usuarios de representaciones: la disposici�n de los nucle�tidos a lo largo de la cadena de ADN es una representaci�n codificada; as�, la vida ha desarrollado una capacidad para elaborar representaciones y utilizarlas (d�ndose la paradoja de que la informaci�n del ADN es usada por enzimas que son ellas mismas producto del ADN).

Pero las representaciones implican un agente y (�siempre?) una actitud intencional[7].

Y el lenguaje �es un prerrequisito de la intencionalidad o hace uso de intencionalidad anterior? �Existe una intencionalidad �no-lenguaje�?

Fodor propone, en su �teor�a computacional�, que la mente posee un conjunto de reglas que determinan qu� operaciones se realizan con las representaciones mentales = s�mbolos. Seg�n �l las representaciones mentales constituyen un �lenguaje del pensamiento�[8]. El lenguaje del pensamiento es donde se llevan a cabo las actividades cognitivas. Es un lenguaje interno e innato (�mentales�). S�lo incluye procesamiento sint�ctico.

Fodor dice que los procesos computacionales son distintos de otros procesos y que la acci�n considerada es distinta de una mera �reaccionabilidad�: el sistema nervioso no es un simple reactor, sino un agente provisto de un programa de acci�n muy elaborado con el que persigue sus objetivos.

Un problema de la teor�a computacional es que las representaciones tienen una funci�n referencial, pero la teor�a no explica c�mo se realiza esa funci�n. Y para explicar la intencionalidad de los estados mentales tenemos que explicar c�mo se conectan las representaciones con los objetos del mundo. Fodor intenta solucionarlo postulando conexiones causales con estados externos del mundo. Sin embargo,  la intencionalidad tambi�n puede ser hacia cosas que no existen.

            Se da tambi�n la diferencia de que un ordenador es una m�quina que funciona mediante programas suministrados en un c�digo apropiado. Pero en el cerebro no existe una separaci�n entre hardware y software. Cada uno recibimos por herencia un cerebro que ya contiene ciertos programas sencillos, como el de la respiraci�n; tambi�n contiene dispositivos que le permiten aprender numerosos programas nuevos, m�s elaborados. Adem�s, el cerebro transmite informaci�n en un c�digo digital de se�ales nerviosas (neurotransmisores, potencial el�ctrico, sinapsis...), no almacena informaci�n mediante d�gitos simples. No existe  en el sistema nervioso una distinci�n entre hardware y software, o entre sintaxis y sem�ntica.

Dennett, que se define a s� mismo como �fil�sofo naturalista�, critica la teor�a computacional: un cerebro que manipulase s�mbolos computacionales parece profundamente no biol�gico. Adem�s, si el sistema opera con reglas puramente formales o sint�cticas para manipular representaciones, no tendr� acceso a los contextos que sirven para eliminar ambig�edades en los distintos significados de los t�rminos.

En cuanto a las representaciones, seg�n Dennett �nada es intr�nsecamente una representaci�n de cualquier cosa; algo es s�lo una representaci�n para alguien; toda representaci�n requiere por lo menos un usuario del sistema (...) Llamad a este usuario un agente independiente�.[9]

De alguna manera, este agente ha de ser el cerebro.

El ADN humano proporciona un cerebro ya previamente programado para la colaboraci�n y el lenguaje; y seguramente para muchas m�s cosas. Adem�s, cada individuo tambi�n hereda capacidades para el aprendizaje, lo cual le permite la creaci�n de elaboradas representaciones de su medio ambiente. Dennett dice tambi�n que los mensajes en el c�digo del cerebro pueden ser considerados como representaciones que se reconocen a s� mismas.

 

El antrop�logo cognitivista Dan Sperber cree que en el curso de la evoluci�n, la mente ha desarrollado sencillamente otro m�dulo: el �m�dulo de metarrepresentaci�n�, que se refiere a las m�ltiples representaciones del conocimiento en la mente humana. Mientras que los dem�s m�dulos de la mente contienen conceptos y representaciones sobre cosas (sobre los perros y lo que hacen los perros, por ejemplo), Sperber sugiere que el nuevo m�dulo s�lo contiene �conceptos de conceptos� y �representaciones de representaciones�. El MMR es como un centro distribuidor por el que tienen que pasar las nuevas ideas para encontrar un hogar[10]. Pero, aun habiendo encontrado su hogar, son libres de volver y visitar el centro de distribuci�n cuantas veces gusten. Tambi�n hay ideas nuevas que no tienen un hogar para cobijarse (que un gato pueda ladrar), por consiguiente, se quedar�n en el centro distribuidor.

 

 

P

ero �c�mo hemos llegado hasta aqu�? Es decir �c�mo ha evolucionado la mente hasta ahora?

Una de las teor�as o propuestas m�s seductoras era la similitud entre ontogenia y filogenia (nuestros antepasados hom�nidos aprend�an del mismo modo que los ni�os). Sin embargo, en el desarrollo de los ni�os se manifiestan: psicolog�a intuitiva; biolog�a intuitiva (�aunque un caballo lleve puesto un pijama de rayas, un ni�o sabe que no es una cebra�[11]); f�sica intuitiva; lenguaje. Esto no parec�a existir en el humano primitivo.

Leda Cosmides y John Tooby propone una �teor�a de la modularidad�[12]: seg�n ellos, la mente es como navaja suiza: m�dulos mentales, ensartados en la mente desde el nacimiento y universales a todos los seres humanos; son �ricos en contenido�. Y a�aden que los m�dulos se pueden reagrupar: �facultades�. Pero si la mente moderna evolucion� como un medio para resolver los problemas que tuvieron los cazadores-recolectores de la Edad de Piedra �como se explica entonces esas cosas que la mente moderna sabe hacer tan bien[13] pero que aquellos cazadores-recolectores nunca intentaron? Existe una paradoja: los cazadores-recolectores  modernos piensan su mundo natural como si fuera un ente social: no utilizan una �hoja� distinta para pensar entidades tan distintas. El mayor obst�culo, pues, a la teor�a de la mente de C & T es la pasi�n humana por la analog�a[14] y la met�fora.

Steven Mithen propone una teor�a m�s interesante: que la mente de los humanos primitivos tuvieran inteligencias especializadas no comunicadas o relacionadas entre s�; destinada cada una de ellas a un �rea espec�fica de conducta y esencial para el funcionamiento de la mente en su conjunto. Dichas inteligencias estar�an �encapsuladas�, usando terminolog�a de Fodor. En principio deb�an de ser al menos tres: inteligencia social, inteligencia de la historia natural e inteligencia t�cnica, y quiz�s una cuarta: la inteligencia ling��stica[15]. De alguna manera, empez� a manifestarse en la mente una comunicaci�n entre estas inteligencias encapsuladas, de modo que �fluyeran ideas� entre ellas, debido a cambios y mutaciones en el programa gen�tico, para la adaptaci�n al medio (como explic�bamos m�s arriba). Volviendo a Dennett:

 

�La pr�ctica de hacerse preguntas a uno mismo pudo originarse como un efecto colateral natural de hacer preguntas sobre otros, y su utilidad ser�a parecida: un comportamiento que visiblemente incrementar�a las perspectivas de uno gracias a una orientaci�n-acci�n mejor informada (...) Supongamos (...) que la informaci�n correcta ya est� en el cerebro, pero se halla en manos del especialista equivocado; el subsistema del cerebro que necesita la informaci�n no puede acceder directamente al especialista porque la evoluci�n sencillamente no ha encontrado la oportunidad para suministrar esa �conexi�n�. Pero hacer que el especialista �transmita� la informaci�n al medio, y luego confiar en un par de orejas (y un sistema auditivo) para poder captarla, ser�a una forma de crear una �conexi�n virtual� entre os subsistemas implicados. Un acto de autoestimulaci�n de este tipo podr�a abrir una nueva y valiosa v�a entre los componentes internos de uno�.

 

Si sustituimos los t�rminos �especialista� por �inteligencia especializada� y �conexi�n virtual� por �fluidez cognitiva�, el razonamiento de Dennett es similar al de Mithen, salvo que en Dennett cualquier �especialista� podr�a �transmitir� informaci�n, mientras que en Mithen esta funci�n se limit� solamente a la inteligencia social[16].

            Para Dan Sperber, la invasi�n de la inteligencia social por parte de la informaci�n no social habr�a provocado una �explosi�n cultural�. Esto es lo que sucede en el Paleol�tico Superior y, como parte de esa explosi�n cultural, aparecen conceptos y creencias que ning�n �rea por s� sola habr�a podido crear, como el arte o la religi�n.

 

Y

 as�, gracias a la asociaci�n de las mutaciones gen�ticas aleatorias, le herencia, el �xito reproductivo y la adaptaci�n constante al medio ambiente, dicha comunicaci�n �inter-inteligencias� fue progresando, a la vez que fue sufriendo un proceso de selecci�n natural. Esta necesaria adaptaci�n constante al medio ambiente fue especialmente dura y significativa cuando los primeros H. sapiens emigraron desde �frica, lo cual origin� una p�rdida considerable de variedad gen�tica: una especie de �cuello de botella� en la evoluci�n. Esto explicar�a (entre otras cosas) por qu� no sirve la equivalencia entre ontogenia y filogenia: se produjo una importante selecci�n gen�tica cuyo �producto� es el hombre moderno, mientras que aquellos que no se pudieron adaptar �quedaron en el camino� de la evoluci�n. El Homo sapiens moderno es heredero de un �xito adaptativo irreversible. Hemos heredado, sin vuelta atr�s, esa �conexi�n virtual� o �fluidez cognitiva� de la que hablan Dennett y Mithen.

            Pero �hay relaci�n entre aprendizaje y fluidez cognitiva? El continuo mantenimiento de la vida s�lo es posible por el registro de la memoria que todo individuo recibe en el ADN. El ADN proporciona la informaci�n que permite la realizaci�n de todas las actividades que en el pasado han procurado la supervivencia y, por tanto, ser� probable que sean adecuadas en el futuro. El prop�sito biol�gico de la memoria cerebral es proporcionar instrucciones ante experiencia recientes, m�s al d�a que la memoria gen�tica. Lo que los genes aportan al cerebro es la capacidad de aprender siguiendo unas v�as espec�ficas[17].  Esta capacidad de aprender ha de estar �ntimamente ligada a esa �conexi�n virtual� o �fluidez cognitiva�.

 El cerebro no es, desde luego, una tabula rasa, sino que �trae� una �configuraci�n previa�; que es el legado de aquella selecci�n natural por la que los individuos capaces de aprender[18] �aquellos con fluidez cognitiva o conexi�n virtual- sobrevivieron (sin vuelta atr�s, esa es la flecha del tiempo que marca la naturaleza)[19].

Y esa fluidez cognitiva, a nuestro parecer, ser�a como la fluidez del agua, que no es una �cosa� separada del agua, sino una propiedad de ella misma.

 

 

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[1] La segunda ley de la termodin�mica (la tendencia al equilibrio) tampoco se ajusta a los principios de la F�sica cl�sica. La F�sica cu�ntica actual s� ha conseguido introducir en su seno ese �misterio� en torno a la irreversibilidad del tiempo y dar, en cierto modo, una explicaci�n de la vida, gracias al estudio de los sistemas auto-organizativos.

[2] Sobre todo aprendizaje simb�lico: capacidad de imaginar mundos posibles.

[3] Sistemas de input: vista, o�do, tacto, lenguaje. Se basan en procesos cerebrales independientes, �encapsulados�.Sistemas centrales: arquitectura  oculta; procesos misteriosos como resoluci�n de problemas o imaginaci�n. Aqu� reside la inteligencia. No se relacionan con partes concretas del cerebro. El rasgo m�s caracter�stico de la cognici�n es su �no encapsulaci�n, su creatividad, su holismo y su pasi�n por lo anal�gico�.

 

[4] Es incesante, pero atenuada o distinta, por ejemplo, cuado dormimos; algunas actividades pueden cesar durante d�as (p. e. tras un accidente) y reanudarse sin problema...

[5] Escribir en un c�digo implica una selecci�n de s�mbolos con la informaci�n pertinente dentro de un conjunto preexistente, adem�s de una capacidad de combinarlos gramaticalmente para obtener significados.

[6] Es muy explicativo el ejemplo de Dennett: Todos sabemos que las cebras no usan ropa de abrigo en su sistema ecol�gico; sin embargo, nunca hab�amos aprendido este dato.

[7] Intencionalidad como causa final, etc.

[8] Para defender esta afirmaci�n, Fodor se remite a tres tipos de fen�menos: la conducta racional, el concepto de aprendizaje y la percepci�n.

 

[9] �No est� ya en Hume la idea de representaciones y agentes? � El l�mite de mi conocimiento est� en mis impresiones...� Bueno, esto es, quiz�s, otra cuesti�n.

[10] Seg�n Sperber, el medio a trav�s del cual evolucion� el MMR es el lenguaje hablado.

[11] �Otra vez Putnam?

[12] Respecto a la cual Fodor asegura que �la teor�a de la modularidad se ha vuelto loca�.

[13] Leer libros, elaborar medicamentos, las matem�ticas...

[14] Fodor. �la pasi�n por lo anal�gico�

[15] caracterizada, seg�n Fodor, como un �input� o sistema de entrada, o bien siendo una manifestaci�n de los sistemas centrales, o sea, una inteligencia m�s general, capaz de abordar pensamientos m�s complejos.

[16] Para analizar el funcionamiento de la inteligencia social podemos recurrir al t�rmino ��rdenes de intencionalidad�, nuevamente de D. Dennett: Si creo que t� sabes algo, entonces puedo arregl�rmelas con �un orden de intencionalidad�. Si creo que t� crees que yo s� algo, entonces puedo manejar dos �rdenes de intencionalidad. Si yo creo que t� crees que mi mujer cree que yo s� algo, significa que puedo incorporar tres �rdenes de intencionalidad. Nosotros, los humanos modernos, contamos normalmente con tres �rdenes de intencionalidad, (...) Parece que nuestro l�mite ser�an cinco �rdenes de intencionalidad[16]. Es posible que los nuevos rasgos de la inteligencia social hubiera posibilitado tres o cuatro �rdenes de intencionalidad entre los primeros Homo.

[17] A todo esto se a�adir�a , por tanto, la curiosidad acerca de la plasticidad del tejido nervioso.

 

[18] Y, entonces, cuanto m�s capaces de aprender, m�s probabilidad de �xito evolutivo

[19] Podr�amos �fantasear� con la idea de una herencia cognitiva gracias ala cual, por ejemplo, retuvi�ramos en nuestra �dotaci�n gen�tica cerebral� los conocimientos o im�genes de nuestros antepasados; y poder explicar fen�menos como �yo he estado aqu� antes, en otra vida�, o algunas facultades o capacidades  heredadas de padres a hijos.

 

 

 

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