REALIDAD Y FICCIÓN
LECTURA, COMENTARIO, CREACIÓN
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de la página Web de la profesora Mercedes Laguna |
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2º de Bachillerato I.E.S. "P. Jiménez Montoya". Baza Ulises y la sirenas
1. Tema 2. Resumen 3. Organización de las ideas principales y secundarias 4. Tipo de texto. Caracterice su lenguaje Pistas: - Se trata de un texto periodístico porque aparece dentro de un medio de comunicación, en este caso en la prensa escrita, y más concretamente en una Revista de divulgación científica, con periodicidad mensual (la Revista "Muy interesante"). El subgénero al que pertenece el escrito es el subgénero periodístico de opinión (aunque como dijimos en clase, se tendría que llamar "de crítica"). - Sin embargo, además el texto presenta unos rasgos que lo relacionan con otro tipo de textos, de forma secundaria: - Con los literarios: por su referencia a La Odisea: Ulises, el país de los lotófagos, la hechicera Circe en su isla, Telémaco (el hijo de Ulises, y el viaje de éste a Ítaca). En uno de sus escritos sobre literatura, Muñoz Molina dice que en La Odisea ya estaban presentes todos los argumentos que se puedan inventar). También podemos ir observando distintas características de los textos literarios en este artículo: por ejemplo la no coincidencia de los párrafos de la estructura externa con las partes de la estructura interna); así como algunos recursos más que el alumno podría encontrar. - No es una nota menor decir que el texto también contiene rasgos de los textos científicos: aunque no es propiamente un texto científico (deberíamos recordar aquí que se publica en una revista de divulgación científica), sí que parte y desarrolla, de alguna manera contenidos científicos: habría que comentar aquí la referencia a la "sinapsis", a las células cerebrales, a los procesos neurológicos, etc. - También posee notas que lo relacionan con los textos filosóficos (en el comentario crítico nos extendemos más en relación con este punto).
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5. COMENTARIO CRÍTICO
En esta crítica a los macrobotellones –una crítica lanzada con voz alta y clara tanto a los protagonistas directos como a los dirigentes políticos-, Antonio Muñoz Molina se ocupa por un lado del hecho de las borracheras repetidas en los jóvenes y adolescentes, como acción que repercute directamente en las capacidades individuales; por otro lado, trata la vertiente social del problema, con las consecuencias que acarrea y las responsabilidades tácitas y explícitas que conlleva. En nuestro comentario, podríamos seguir el análisis que el autor hace de estas dos coordenadas; pero nos vamos a centrar en la primera[1]: la responsabilidad individual y los efectos para el ser humano concreto. Ya en el mismo título del artículo un pronombre reflexivo nos avisa de la autonomía adherida al hecho de decidir, alguien, que se va a un lugar concreto o que se pone uno en una situación propicia que le llevará a nublarse y cegar la racionalidad. Podemos oponer el reflexivo de “ponerse ciego”, en donde el sujeto hace y recibe la acción -de forma consciente, aceptando y queriendo[2]-, con el “quedarse ciego”, un proceso en el que el sujeto sintáctico no es el agente de la acción. Es esta responsabilidad, y la autonomía que supone, las que convierten en más dramáticas aún las secuelas que en el cerebro infringen las cegueras buscadas y consentidas. Destacamos cómo Muñoz Molina al hablar de la memoria y de la capacidad de aprendizaje como de dos potencias propias de los seres humanos, las considera desde el principio de su artículo procesos neurológicos (hechos biológicos, sorprendentes y admirables). Convertir el propio cuerpo, y con él, el propio sistema nervioso y sus procesos químicos en un caos que deteriora los procesos de recordar y aprender no parece que sea digno de ser considerado valor para una persona que comienza su andadura por la vida. En el párrafo final de su escrito, a manera de conclusión, el autor vuelve a tratar los efectos concretos del abuso del alcohol en los adolescentes y jóvenes, y es aquí cuando une las capacidades de recordar y de aprender (que constituyen los ejes de la racionalidad) con la capacidad de ser, de verdad, autónomo y responsables de nuestros propios actos. Podríamos decir que el caso de la embriaguez, especialmente en esta forma en que se toma como un juego, un escape, un “encuentro social” (una manera de relacionarse con los demás, en las que uno deja de ser uno mismo), una necesidad -en demasiados casos- es un ejemplo claro de cómo no somos tan autónomos y tan libres como queremos, y, desde luego, no tanto como creemos ser. Un ejemplo de cómo ser autónomo y ser libre es un proceso, que lleva toda la vida, como el viaje de Ulises a Ítaca. En este proceso, a manera de viaje, es interesante el modelo de Ulises: ya que no somos del todo racionales, podríamos ir buscando modos para desarrollar, por lo menos, una racionalidad imperfecta, que nos ayude a no perdernos en los laberintos.
(Mercedes Laguna, octubre de 2006) [1] Dejamos para el trabajo de los alumnos la segunda vertiente: las consecuencias sociales y las responsabilidades de los dirigentes, en particular, y de los adultos, en general. [2] En este punto deberíamos considerar también los factores que pueden influir en una persona para que tome esta decisión; o, hasta qué punto se lo plantea en serio como una decisión y no sigue la corriente sin apenas pensar.
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