REALIDAD Y FICCI�N
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1� y 2� de Bachillerato. I.E.S. "P. Jim�nez Montoya". Baza Foro sobre lecturas Temas del primer trimestre. 2006
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Foro sobre lecturas
P�o Baroja: El �rbol de la ciencia. Fragmento del cap�tulo IX de la segunda parte:
�Y entre los insectos, �qu� de t�os Miserias!, �qu� de Vic�torios!, �qu� de Manolos los Chafandines no hay! Ah� tienes el ichneumon, que mete sus huevos en una lom�briz y la inyecta una sustancia que obra como el cloroformo; el sphex, que coge las ara�as peque�as, las agarrota, las sujeta y envuelve en la tela y las echa vivas en las celdas de sus larvas para que las vayan devorando; ah� est�n las avis�pas, que hacen lo mismo arrojando al spoliarium que sirve de despensa para sus cr�as, los peque�os insectos paraliza�dos por un lancetazo que les dan con el aguij�n en los gan�glios motores; ah� est� el estafilino que se lanza a traici�n sobre otro individuo de su especie, le sujeta, le hiere y le ab�sorbe los jugos; ah� est� el meloe, que penetra subrepticia�mente en los panales de las abejas, se introduce en el alv�o�lo en donde la reina pone su larva, se atraca de miel y lue�go se come a la larva; ah� est�... �S�, s�, no siga usted m�s; la vida es una cacer�a horrible. �La naturaleza es lo que tiene, cuando trata de reventar a uno, lo revienta a conciencia. La justicia es una ilusi�n hu�mana; en el fondo todo es destruir, todo es crear. Cazar, guerrear, digerir, respirar, son formas de creaci�n y de des�trucci�n al mismo tiempo. �Y entonces, �qu� hacer? �murmur� Andr�s�. �Ir a la inconsciencia? �Digerir, guerrear, cazar, con la serenidad de un salvaje? ��Crees t� en la serenidad del salvaje? �pregunt� Itu�rrioz�. �Qu� ilusi�n! Eso tambi�n es una invenci�n nuestra. El salvaje nunca ha ido sereno. ��Es que no habr� plan ninguno para vivir con cierto decoro? �pregunt� Andr�s. �El que lo tiene es porque ha inventado uno para su uso. Yo hoy creo que todo lo natural, que todo lo espont�neo es malo; que s�lo lo artificial, lo creado por el hombre, es bueno. Si pudiera vivir�a en un club de Londres, no ir�a nunca al campo sino a un parque, beber�a agua filtrada y respirar�a aire esterilizado... Andr�s ya no quiso atender a Iturrioz, que comenzaba a fantasear por entretenimiento. Se levant� y se apoy� en el barandado de la azotea. Sobre los tejados de la vecindad revoloteaban unas pa�lomas; en un canal�n grande corr�an y jugueteaban unos gatos. Separados por una tapia alta hab�a enfrente dos jardines: uno era de un colegio de ni�as, el otro de un convento de frailes. El jard�n del convento se hallaba rodeado por �rboles frondosos; el del colegio no ten�a m�s que algunos macizos con hierbas y flores, y era una cosa extra�a que daba cierta impresi�n de algo aleg�rico, ver al mismo tiempo jugar a las ni�as corriendo y gritando, y a los frailes que pasaban silen�ciosos en filas de cinco o seis dando la vuelta al patio. �Vida es lo uno y vida es lo otro �dijo Iturrioz filos�ficamente, comenzando a regar sus plantas. Andr�s se fue a la calle. �Qu� hacer? �Qu� direcci�n dar a la vida? �se pregunta�ba con angustia. Y la gente, las cosas, el sol, le parec�an sin realidad ante el problema planteado en su cerebro.
�����������������������������.. 1. Localizaci�n. Ubicaci�n en el conjunto de la novela. 2. Breve resumen. Tema. 3. Organizaci�n de las ideas principales y secundarias. 4. Comentario ling��stico y comentario literario: comentario de los elementos de la narraci�n: personajes, narrador, historia (organizaci�n de), tiempo y lugar. 5. Comentario cr�tico. (Relaci�n con el resto de la novela).
Comentario de David P�rez Vallejo, 2� BT:
Comentario del fragmento
Localizaci�n. Ubicaci�n en el conjunto de la novela. El fragmento pertenece a la novela El �rbol de la Ciencia, de P�o Baroja. Esta secci�n de la obra se halla al final de la segunda parte.
Breve resumen. Tema. Iturrioz hace una larga exposici�n de la supervivencia de los insectos compar�ndolos con la sociedad humana. Hablan sobre valores como la justicia, creados por el hombre, pero sin valor real. Andr�s busca qu� hacer para encontrar la serenidad en sus actos, pero Iturrioz tacha tal serenidad como otro invento humano. Tras esto, Andr�s se asoma a la terraza y contempla dos patios cercanos, donde contrastan unos serenos frailes por un lado y unas ni�as juguetonas por otro. Todo le parece irreal ante el problema.
Organizaci�n de las ideas principales y secundarias. La idea principal a destacar es la forma de la sociedad como un emplazamiento salvaje, donde ideas humanas como justicia, serenidad, etc. caen bajo el instinto de supervivencia. Andr�s busca qu� hacer para encontrar cierta paz, pero las sentencias de Iturrioz s�lo le llevan a perder tal esperanza. Es muy importante tambi�n c�mo se refleja la indeterminaci�n de Andr�s sobre c�mo actuar.
Comentario ling��stico y comentario literario. Hay que destacar que casi todo el fragmento se basa en el di�logo Esto nos conduce a la casi ausencia del narrador, que deja m�s importancia a la expresi�n de los personajes (con su propia voz). M�s tarde el narrador vuelve a hacerse presente describiendo el paisaje (focalizado en lo que Andr�s ve; narrador omnisciente selectivo). Los personajes que aparecen son Andr�s Hurtado (protagonista de la novela) y su t�o Iturrioz. Ambos defienden posturas distintas durante este fragmento, el cual se hace especialmente importante para el an�lisis de la filosof�a de la novela. El tiempo se desarrolla con el uso de la escena, pues pasa de igual manera entre la historia y el relato (el di�logo apoya en gran medida a esto). Durante la narraci�n se utiliza el pret�rito imperfecto para describir una situaci�n. Aparece tambi�n en ciertas ocasiones el pret�rito indefinido para nombrar acciones puntuales. Durante el periodo de exposici�n de Iturrioz se usa el presente atemporal para habar de verdades que no se ven afectadas por el tiempo (casi absolutas). El espacio tiene cierta relaci�n con la conversaci�n (las plantas que riega Iturrioz con la exposici�n sobre lo salvaje). Aparte de ello aparece poco, aunque es importante la impresi�n de irrealidad que produce en Hurtado. El l�xico aparenta ser cuidado, pero se intentan representar las palabras que dir�an los personajes de la �poca (concretamente estos personajes) en la realidad.
Comentario cr�tico. Esta secci�n es vital para la interpretaci�n de la novela, puesto que gran cantidad de su contenido filos�fico aparece aqu�. A�n as�, debemos interpretar toda la novela como conjunto para obtener la intenci�n de Baroja. Si la dividimos en tres partes, distinguiremos estas secciones principales: tres primeras partes (Andr�s aprende medicina, conoce a gente, viaja, etc.), cuarta parte (conversaci�n con Iturrioz) y tres �ltimas partes (decepciones y fracasos que llevan a Andr�s al suicidio).
Si comparamos el pensamiento de Baroja con el de Andr�s, podr�a parecernos que ambos defienden la filosof�a de Schopenhauer. Pero si analizamos el desenlace de Hurtado tras haber seguido su principio (ataraxia), veremos que esta obra supone una cr�tica a tal filosof�a; invita a la acci�n y no a la inactividad. En la cita de Andr�s �Cazar, guerrear, digerir, respirar, son formas de creaci�n y de destrucci�n al mismo tiempo� observamos una relaci�n con el principio de ataraxia de Schopenhauer: toda acci�n implica dolor, por lo que es mejor no hacer nada.
En esta secci�n tambi�n observamos como el mundo se va haciendo irreal para Andr�s, el cual se asienta en sus reflexiones y pensamientos, los cuales le conducen al sufrimiento (hecho tambi�n afirmado por Baroja). En este apartado debemos nombrar una intervenci�n que se hace en la cuarta parte de la novela (en otra conversaci�n entre Andr�s e Iturrioz) en la que se nombra al �rbol de la vida y al �rbol de la ciencia; el primero presenta una vida m�s instintiva y el segundo una vida m�s reflexiva (la cual no nos conduce a la felicidad).
La novela es tambi�n un reflejo de la realidad social de la �poca. La supervivencia del m�s fuerte sobre el d�bil nos lleva a pensar que valores artificiales tales como la justicia, la bondad, el bien, etc. no nos ayudar�n a progresar o subsistir. Hay un fuerte individualismo (propio de Baroja) e los personajes. Ejemplo es la relaci�n de Andr�s con Lul�. �sta no apoya al amor por reflejar el estado de felicidad de Andr�s una vez casados, sino al fracaso de �ste cuando Lul� deja de ser como a �l le gustaba durante el embarazo y cuando m�s tarde muere. Otra clara muestra de individualismo es Aracil.
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Comentario de Alicia Lara Clares, 2� BT:
P�o Baroja, EL ARBOL DE LA CIENCIA, comentario del fragmento, por Alicia Lara
Localizaci�n
Se trata de un fragmento de la novela El �rbol de la ciencia de P�o Baroja (publicado en 1911), que podemos ubicar en la segunda parte, cap�tulo VI.
Debido a la estructura general de la novela, cabe destacar la importancia de nombrar la 3� parte, �Tristezas y Dolores�. Tambi�n cabe destacar el uso del di�logo y descripciones.
Breve resumen
El texto nos habla, mediante ejemplos y descripciones, de la diferencia de ideales entre Andr�s Hurtado e Iturrioz, oponiendo un naturalismo �influenciado� (filosof�a de Schopenhauer), y un determinismo ingl�s, que intenta buscarle un sentido a la vida.
Ideas principales y secundarias
- En las tres primeras partes, se muestra una vida paralela a la naturaleza (c�mo unos se comen a otros, �la vida es una cacer�a�). - En la cuarta parte, encontramos un ejemplo muy claro de la oposici�n de �filosof�as� entre ambos personajes. Andr�s Hurtado se pregunta ��qu� hacer ante esta vida paralela a la naturaleza?�. - Quinta y sexta parte: Andr�s describe las vistas desde las barandas de la azotea. Es aqu� cuando podemos encontrar ejemplos muy claros de �impresiones�. - S�ptima y octava parte: Hurtado se pregunta sobre el sentido de la vida.
Comentario ling��stico y literario
- De manera general (novela al completo, y este fragmento):
- Encontramos, en primer lugar, un narrador omnisciente selectivo, con un estilo indirecto libre. - En ocasiones, utiliza el pret�rito imperfecto para expresar acciones inacabadas, que van produci�ndose a lo largo el tiempo, o el pret�rito indefinido, para expresar lo contrario: acciones inacabadas.
- Organizaci�n de la historia:
Tras algunas comparaciones, Iturrioz y Hurtado discuten sobre la vida, el por qu� y c�mo de la vida, para buscar de alguna manera una paz interior, que se ve frustrada cuando al final se da cuenta de que est� hueca; y termina busc�ndole de manera siempre pesimista el sentido a �sta.
- Lenguaje dial�ctico - Tiempo y lugar:
1. Se trata de un presente atemporal, cuando compara los insectos con personas. Ejemplo: �mete�, �coge�,� -En las descripciones utiliza el pret�rito imperfecto (antes explicado). -Presenta un gran uso de formas no personales, cuando Hurtado se formula a s� mismo las cuestiones.
2. Andr�s e Iturrioz se encuentran en la azotea de la casa del segundo citado. Hurtado se apoya en la baranda y mientras el �fil�sofo� riega las plantas.
� Importante: Al hacer las comparaciones iniciales, podemos encontrar claramente la presencia de argumentos racionales (ejemplos).
Comentario cr�tico
En el siglo XIX, se produce el �paso� del Realismo al Naturalismo. En �ste, se ve la realidad desde un punto de vista pesimista. Pero este cambio se produce de forma desigual en Espa�a (donde Baroja se ve influenciado por Gald�s, Clar�n, etc. Y se presentan ciertos resquicios e libertad).
Andr�s Hurtado:
Pensamiento de Baroja (Darwinismo social):
En conclusi�n, proceder� a dar mi opini�n personal:
En mi opini�n, esta novela refleja mucho m�s de lo que puede parecer a primera vista. O incluso a segunda vista. Qui�n sabe realmente el fondo de muchos peque�os detalles de la obra. De todas formas, en general expresa todas las impresiones, todos los sentimientos de repulsa, de una manera muy sutil, siempre desde un punto de vista que puede, o no, se suyo. Al utilizar las palabras m�s dolorosas y repulsivas posibles, nos sumerge en un mundo pesimista que era �realidad� de su �poca, el dolor, la no-confianza en las personas, etc.
Por cierto, un peque�o detalle sin importancia� La organizaci�n d los p�rrafos que he dado:
1�L�neas 1 y 2 2�L�neas 2 a 9 3�L�neas 10 a 13 4�L�neas 14 a 22 5�L�nea 23 6�L�neas 24 a 32 7�L�neas 33 y 34 8�L�neas 35 a 37
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La Reina de las Nieves, Carmen Mart�n Gaite, fragmento: Leonardo Villalba se despert� sobresaltado, una hora an�tes de que el tren llegara a su destino, y se sent� en la litera, entre peri�dicos arrugados y ropas revueltas. Dio la luz. La ca�lefacci�n estaba demasiado alta. Acababa de so�ar que viajaba a gran velocidad en una api�sonadora gigantesca con aspecto de portaaviones, que arrasaba a su paso bosques y casas. Desde una especie de cabina alta de mandos, blindada en cristal, contemplaba el estrago que �l mismo iba provocando, incapaz de atajarlo ni de salir de all�, a pesar de que buscaba afanosamente al tacto alguna puerta o ranura en aquellas paredes herm�ticas. Adem�s notaba cada vez m�s fr�o. La angustia se redobl� al avistar a lo lejos la Quinta Blanca, rematada por el torre�n hexagonal, y compro�bar enseguida c�mo aquellos perfiles inconfundibles se iban acercando vertiginosamente, al tiempo que se empeque�e�c�an, en lugar de agrandarse. �Qu� f�cil de aplastar, qu� ine�vitable! Parec�a ya uno de esos fr�giles castillos de cartulina primorosamente construidos por la mano de un ni�o tras pa�ciente labor de tijera y pegam�n. Se despert� cuando aquel in�genio infernal, capitaneado por �l mismo, estaba llegando a la verja de entrada, pero le dio tiempo a vislumbrar una figura de mujer, tambi�n diminuta, agitando los brazos en medio del jard�n. El tren se hab�a detenido bruscamente. Se levant� a buscar una botella de agua mineral en el ar�marito de espejo sobre el lavabo empotrado, y bebi� hasta dejarla casi vac�a. Luego alz� la cortina de tela que cubr�a la ventanilla. No estaban en ninguna estaci�n, sino a la vera de un maizal con casitas diseminadas a lo lejos. Baj� el cristal y asom� la cabeza para respirar a pleno pulm�n el aire de la ma�ana. Acababa de salir el sol. Se notaba bastante fr�o, pero ni una hilacha de nube ensuciaba el tinte uniforme y p�lido del cielo, fen�meno bastante ins�lito en aquella zona. Leo-nardo, aunque segu�a notando un nudo en el est�mago al pen�sar en la llegada, ya inminente, tuvo por buen presagio esta novedad del cielo despejado. Los d�as anteriores hab�an ca�do intensas nevadas por todo el norte de Espa�a, y �l se hab�a pasado muchos ratos pendiente del parte meteorol�gico, de gr�ficos y cifras inconcretos, en tela de juicio. Ahora, con los ojos fijos en un maizal de tr�nsito, contundente y veraz, surg�a la extra�eza. �Quer�a decir algo que no nevara? Aquellas in�formaciones sobre el mal tiempo, que hab�an coincidido, d�as atr�s, con su indecisi�n ante el proyecto de viaje, llegaron a convertirse en un pretexto tan abstracto como falaz. No voy porque est� nevando. En vez de confesarse la verdad: �No acabo de decidirme porque tengo miedo.� �Miedo a qu�? �A salir de dudas, a respirar de otra manera? Hasta que una ma��ana el quid de la cuesti�n hab�a quedado s�bitamente al des�cubierto, como tantas veces, mediante el concurso providen�cial de la literatura. Se acord� de Gerda y fue como quitarse una venda de los ojos. �Hab�a tenido ella en cuenta los cam�bios de temperatura para seguir adelante en el complicado pe�riplo que hab�a de llevarla a resolver sus propios jerogl�ficos y a devolverle la memoria a Kay? �No se hab�a visto jalonada su aventura por tramos de sombra y de sol, de noche y de d�a, de viento y de nieve? Dej� de comprar los peri�dicos y de o�r la radio. Encarg� por tel�fono el billete y puso un telegrama a la Quinta Blanca. �Llego ma�ana en el expr�s de la noche. Salu�dos afectuosos. Leonardo Villalba.� Ahora, mirando propa�garse los primeros resplandores de la ma�ana sobre un paisaje transido de resonancias familiares, se preguntaba qu� ten�a que ver en realidad con este cuento suyo el de Gerda galo�pando a lomos de un reno.
1. Localizaci�n. Ubicaci�n en el conjunto de la novela. 2. Breve resumen. Tema. 3. Estructura interna. 4. Comentario ling��stico. 5. Comentario literario: comentario de los elementos de la narraci�n: personajes, narrador, historia (organizaci�n de), tiempo y lugar. 6. Comentario cr�tico. (Relaci�n con el resto de la novela).
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Comentario de Jes�s C�rceles Domene, 2� BCH-D:
Comentario de texto: La reina de las nieves
ESTRUCTURA
1) Localizaci�n:
El fragmento que a continuaci�n vamos a comentar pertenece a la novela de formaci�n: �La Reina de las Nieves�, cuya autora es Carmen Mart�n Gaite. El genero o tipo de texto es la narrativa, que presenta como principal caracter�stica la narraci�n de los hechos por le narrador. El texto se encuentra ubicado en la tercera parte de la obra, mas concretamente en el �ltimo capitulo titulado �El cristalito de hielo�.
2) Resumen:
Leonardo, tras la invitaci�n de Casilda Iriarte a la Quinta Blanca para pasar las Navidades, acepta viajar y resolver todas sus incertidumbres o dudas. Esto no aparece reflejado en el texto que comentamos, pero sirve para situarnos dentro de la historia. Lo que aparece en el texto es el momento en el que Leonardo viaja en entren hacia su destino. Se levanta sobresaltado tras so�ar con la Quinta Blanca y es en este momento cuando empieza una reflexi�n interior por parte de Leonardo. Siente un nudo en el est�mago, posiblemente por los nervios ante la situaci�n que le avecina, pero la presencia del d�a soleado le hace sentir un buen presagio para los acontecimientos que le esperan.
TEMA: El tema de este fragmento podr�a ser claramente la inseguridad o nerviosismo que siente Leonardo ante los acontecimientos que le esperan con Casilda Iriarte.
3) Estructura interna:
El texto, claramente se puede dividir en las siguientes partes en relaci�n con el contenido. a) Primera parte: Comienza en la primera l�nea y termina en la tercera l�nea. La primera parte nos sirve de introducci�n para indicarnos el espacio y poder situarnos as�. La primera parte se llamar�a �Despertar�. b) Segunda parte: Empieza en la cuarta l�nea y finaliza en la l�nea decimoquinta. En esta parte conocemos el sue�o extra�o que ha tenido Leonardo sobre la Quinta Blanca. Esta segunda parte se podr�a titular: �Sue�o con la Quinta Blanca�. c) Tercera parte: Comienza en la l�nea decimosexta y finaliza en mitad de la l�nea vig�simo-primera con �zona�. En esta tercera parte nos indica de nuevo el espacio o situaci�n en la que se encuentra nuestro personaje. Esta parte se llamar�a: �Paisaje�. d) Cuarta parte: Empieza en mitad de la l�nea vig�simo-primero y nos da fin en la l�nea treinta y cinco. Esta es la parte m�s importante del texto, ya que Leonardo nos muestra su situaci�n interior con respecto a los hechos que le suceder�n pr�ximamente. Tambi�n se puede apreciar al cuento de �La Reina de las Nieves� sobre Gerda y Kay. Se puede apreciar tambi�n el an�lisis interior al que se somete Leonardo ya que relaciona el mismo con Gerda y Kay a la misma vez. Esta cuarta parte podr�a titularse: �Nudo en el estomago�. e) Quinta parte: Nos da comienzo en la l�nea treinta y seis y finaliza en la �ltima l�nea. Esta parte nos sirve para adentrarnos en la pr�xima situaci�n, es entonces cu7ando llega Gerda a lomos del reno a salvar a Kay. Por ultimo, esta parte recibir�a el titulo: �Rescate de Kay�.
4) Comentario ling��stico:
La divisi�n del texto hecha arriba nos puede servir de ayuda a la hora de elaborar nuestro comentario ling��stico. a) La primera, la tercera y la �ltima parte nos muestra acciones r�pidas para situarnos e imaginarnos el espacio. Esto es as� porque aparecen los verbos pret�ritos perfectos simples como: �se levanto�, �encarg�, �se sent�, �alz�, �bebi�, y dem�s verbos. Tambi�n aparecen bastantes sustantivos y adjetivos, ya que nos sit�a en un espacio concreto. En estas partes se utiliza el estilo indirecto regido porque el narrador no pierde su voz y hay marcas formales que nos indica que aparece el eco de Leonardo, esto aparece en la quinta parte. El estilo indirecto libre tambi�n es utilizado en estas tres partes porque el narrador al no perder su voz se poned desde la perspectiva del personaje, por lo tanto el narrador es omnisciente selectivo. b) La segunda y la cuarta parte el narrador nos presenta cual es la situaci�n del personaje. Por tanto aparecen descripciones, esto hace que la lectura se haga m�s lenta. En la segunda parte aparece la descripci�n del sue�o que acaba de tener Leonardo. Esta parte comienza con: �Acababa�, que produce que detenga la acci�n para narrarnos el sue�o. Por ultimo, en estas se combina el estilo directo regido y el estilo indirecto libre. El final de esta parte finaliza con una acci�n puntual, esto produce que la acci�n empiece a desarrollarse de nuevo. En la cuarta se puede apreciar claramente la inseguridad y temor que poes�a Leonardo antes de comenzar el viaje a su destino. Esto produce que se paralice la acci�n. Aparecen diferentes interrogaciones que se hace el personaje y de esta manera se subraya la reflexi�n personal del personaje.
5) Comentario literario:
� Personajes: En el fragmento encontramos la aparici�n de diferentes personajes. Estos personajes son Leonardo y los personajes del cuento: �La Reina de las Nieves�, Gerda y Kay. Leonardo se siente inseguro por su nuevo viaje, pero a la misma desea llegar para resolver sus inquietudes. Como hemos podido observar, los personajes del cuento aparecen de nuevo en este fragmento para mostrarnos la doble personalidad de Leonardo. Kay se encuentra aprisionado en el castillo, que es el propio Leonardo, y Gerda (doble personalidad de Leonardo) que aparece para liberar a Kay. En este caso, la autora nos quiere mostrar las propias ganas que posee Leonardo para liberarse �l mismo. � Narrador: En el texto que estamos comentando, el narrador aparece de una manera omnisciente selectiva. El narrador renuncia a la situaci�n privilegiada para narrar los hechos y los narra desde la perspectiva de Leonardo. Por �ltimo hay que destacar que el narrador se encuentra en tercera persona. � Tiempo: En el caso de este texto, los hechos suceden tal y como se suceden, salvo la �ltima parte del texto. Es una anacron�a retrospectiva, ya que el narrador nos cuenta los hechos desde el pasado. � Lugar: El personaje se puede apreciar que se encuentra en la habitaci�n del tren que le lleva de viaje hasta la Quinta Blanca. Mas concretamente se encuentra situado en la litera de la habitaci�n mientras transcurren los hechos que se narran. El viaje se realiza un d�a soleado del mes de diciembre, justamente en las Navidades. Pese a todos los pron�sticos meteorol�gicos, el tiempo hace que le cause a Leonardo un buen presagio para su estancia en la Quinta Blanca. � Organizaci�n de la historia: El texto se sit�a en la �ltima parte de la obra. Mas concretamente en el �ltimo capitulo titulado: �El cristalito de hielo�. Leonardo regresa a la Quinta Blanca con prop�sitos de comprarla, tras haberla vendido �l mismo mediante un notario. Pero el descubrimiento de las cartas de su padre y sus propias dudas le causa intriga, por lo que decide resolver el problema junto con Casilda Iriarte, que es la fuente de todas sus dudas. Al final, se soluciona todo en el faro en el que Eugenio Villalba y Casilda Iriarte hicieron el pacto de sangre de su juventud. En este faro transcurre el final de la novela y es aqu� cuando por fin Leonardo llora el Cristalito de Hielo junto con Casilda Iriarte.
6) Comentario critico:
� Presentaci�n objetiva del texto, valorando sus rasgos: Leonardo viaja hacia la Quinta Blanca para resolver sus dudas y se encuentra con que la figura de Casilda Iriarte es su verdadera madre, ya que el padre de Leonardo y Casilda eran amantes en el pasado. A lo largo de toda la novela la autora se apoya en un cuento escandinavo como base de su novela. En el cuento kay se encuentra aprisionado en el castillo, hecho que relaciona la autora con el olvido de Leonardo. Como en todos los cuentos siempre debe de haber un final feliz y en �La Reina de las Nieves� encontramos a la amiga de kay, que es Gerda. Al final del cuento Gerda acude al castillo para liberar a kay que esta aprisionado por la Reina de las Nieves. Este final tambi�n le sirve de apoyo a la autora puesto que le atribuye la funci�n de cada personaje del cuento a Leonardo. � Reflexi�n critica: El personaje no se siente seguro de si mismo por la nueva situaci�n que le acontece. Esto es as� por los descubrimientos que le han causado las dudas. Leonardo sabe que se va a encontrar con una situaci�n comprometida, pero, como se ha dicho anteriormente, el personaje se siente identificado con Kay y con Gerda. La autora en esta obra nos ha querido mostrar la historia de varios personajes, para ello se apoyado en un cuento popular y gracias a la estructura o proceso de narraci�n nos ha producido una sensaci�n de intriga formidable. � Opini�n personal: En mi opini�n, �la Reina de las Nieves� es una formidable novela de formaci�n en la que se van enlazando todos los cabos. Lo m�s importante de la obra es la atenci�n que debe prestar el lector debido a la intriga. Esto es as� gracias a la funci�n del narrador omnisciente selectivo que muestra solamente la perspectiva de uno o varios personajes. Personalmente, esta obra me ha cautivado, sobre todo en los �ltimos cap�tulos, debido a la formidable labor de Carmen Mart�n Gaite.
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Foro sobre lecturas
Comentario cr�tico al art�culo "Poner ciego" de Mu�oz Molina (V�nculo para leer el texto del art�culo)
En esta cr�tica a los macrobotellones �una cr�tica lanzada con voz alta y clara tanto a los protagonistas directos como a los dirigentes pol�ticos-, Antonio Mu�oz Molina se ocupa por un lado del hecho de las borracheras repetidas en los j�venes y adolescentes, como acci�n que repercute directamente en las capacidades individuales; por otro lado, trata la vertiente social del problema, con las consecuencias que acarrea y las responsabilidades t�citas y expl�citas que conlleva. En nuestro comentario, podr�amos seguir el an�lisis que el autor hace de estas dos coordenadas; pero nos vamos a centrar en la primera[1]: la responsabilidad individual y los efectos para el ser humano concreto. Ya en el mismo t�tulo del art�culo un pronombre reflexivo nos avisa de la autonom�a adherida al hecho de decidir, alguien, que se va a un lugar concreto o que se pone uno en una situaci�n propicia que le llevar� a nublarse y cegar la racionalidad. Podemos oponer el reflexivo de �ponerse ciego�, en donde el sujeto hace y recibe la acci�n -de forma consciente, aceptando y queriendo[2]-, con el �quedarse ciego�, un proceso en el que el sujeto sint�ctico no es el agente de la acci�n. Es esta responsabilidad, y la autonom�a que supone, las que convierten en m�s dram�ticas a�n las secuelas que en el cerebro infringen las cegueras buscadas y consentidas. Destacamos c�mo Mu�oz Molina al hablar de la memoria y de la capacidad de aprendizaje como de dos potencias propias de los seres humanos, las considera desde el principio de su art�culo procesos neurol�gicos (hechos biol�gicos, sorprendentes y admirables). Convertir el propio cuerpo, y con �l, el propio sistema nervioso y sus procesos qu�micos en un caos que deteriora los procesos de recordar y aprender no parece que sea digno de ser considerado valor para una persona que comienza su andadura por la vida. En el p�rrafo final de su escrito, a manera de conclusi�n, el autor vuelve a tratar los efectos concretos del abuso del alcohol en los adolescentes y j�venes, y es aqu� cuando une las capacidades de recordar y de aprender (que constituyen los ejes de la racionalidad) con la capacidad de ser, de verdad, aut�nomo y responsables de nuestros propios actos. Podr�amos decir que el caso de la embriaguez, especialmente en esta forma en que se toma como un juego, un escape, un �encuentro social� (una manera de relacionarse con los dem�s, en las que uno deja de ser uno mismo), una necesidad -en demasiados casos- es un ejemplo claro de c�mo no somos tan aut�nomos y tan libres como queremos, y, desde luego, no tanto como creemos ser. Un ejemplo de c�mo ser aut�nomo y ser libre es un proceso, que lleva toda la vida, como el viaje de Ulises a �taca. En este proceso, a manera de viaje, es interesante el modelo de Ulises: ya que no somos del todo racionales, podr�amos ir buscando modos para desarrollar, por lo menos, una racionalidad imperfecta, que nos ayude a no perdernos en los laberintos.
Mercedes Laguna, octubre de 2006 [1] Dejamos para el trabajo de los alumnos la segunda vertiente: las consecuencias sociales y las responsabilidades de los dirigentes, en particular, y de los adultos, en general. [2] En este punto deber�amos considerar tambi�n los factores que pueden influir en una persona para que tome esta decisi�n; o, hasta qu� punto se lo plantea en serio como una decisi�n y no sigue la corriente sin apenas pensar. ................................................................. Volver al inicio de la p�gina ______________________________________________________________________________
Sobre un art�culo de Juan Jos� Mill�s: "Escribir". Ana Mar�a Puertas Garc�a, 1� E
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